Uriel Flores Aguayo
El movimiento gobernante en México proclama la construcción de un segundo piso de la transformación, y tienen elementos programáticos, de políticas públicas y discursivas para asumirlo y defenderlo. Hay, por supuesto, posturas que difieren de tal afirmación. Eso es a nivel nacional.
En Veracruz no ha ocurrido esa edificación del primer piso. Apenas avanzaron en cimientos endebles, en suelo pantanoso, y obra negra. Falta mucho para ver un primer nivel. En lugar de trabajo serio, en equipo, con convocatoria amplia y aplicación permanente a la construcción lo que se vio es lo tradicional en grado de intrascendente.
Entre los actores principales del proyecto político mayoritario hay niveles en trayectoria y formación; en Veracruz nos tocaron los de menor nivel, con perfiles pequeños en el sexenio que finaliza. Abruma el predominio de personajes distantes a la cultura; es indicador de malas decisiones y trabajo deficiente.
No puede haber buena educación con ínfimos educadores, ni gobernanza como tal con operadores políticos que ven por sí mismos y no por un proyecto común. Ahí radica el problema de la administración saliente: frivolidad e incapacidad.
Considero que viene una gobernadora mil veces más conocedora y profesional, que tendrá que empezar casi de cero en muchos rubros del gobierno. Le favorece que haciendo poco se notará bastante, pero no se trata de eso, debe intentar, en serio, hacer algo mucho mejor. Capacidad y experiencia tiene.
Es una oportunidad excepcional para ser diferente, para, ahora sí, erigir el primer piso completo y avanzar sólidamente a un segundo. Pero antes debe concluir el primero.
Hay rezagos enormes en seguridad, infraestructura, educación, el campo, salud, turismo y economía; son áreas en muchos casos abandonadas. Tener mayoría legislativa y una débil oposición puede ser una tentación para lo excluyente y la soberbia. Hay que oír, dialogar e incluir.
Veracruz es mucho Estado, ya no resiste más improvisaciones y conducción facciosa.
La gobernadora Nahle está ante la ocasión de su vida; en tanto proveniente de la izquierda, tiene el reto de darle un sentido original, novedoso y enriquecedor a su gobierno. Mucho contará si no deja a los mismos, si privilegia la capacidad. Veracruz tiene potencial para ser un lugar próspero y trascendente. Hay que definir claramente los objetivos a partir de un diagnóstico actualizado y confiable.
También es asunto de voluntad: la pregunta sería si lo que se quiere, siendo necesario, se hará. Si se va por la seguridad, tendrá que ponerse al frente a elementos honestos; si se va por la educación, los funcionarios deben ser competentes y dejarse ayudar por los expertos; si se va por la salud, ahí tienen que estar los médicos más reconocidos; y así en lo general, con autoridades confiables para quien los nombra, pero también para la ciudadanía.
No es juego de palabras ni hay ánimo disidente, lo único de que se trata es ser precisos en las definiciones: no puede haber segundo piso con lo que hay actualmente en Veracruz, que es apenas una construcción en obra negra. Eso sí, una vez que se concluya ya se podrá levantar el segundo piso.
Los primeros pasos de la Gobernadora Nahle, tendrán que ver con sus propuestas en términos iniciales, de banderazos, pero, sobre todo, concluir ese primer piso. Le falta mucho, no se le dio importancia y se le dejó casi abandonado.
Basta asomarse a la vida cotidiana de los xalapeños, como botón de muestra, para observar el desastre en seguridad y en vialidad. En plena Capital del Estado, las policías no cumplen con su función y el transporte público es indigno. Con eso se puede formar una idea de cómo se encuentra el resto de la entidad.
Primero es Veracruz, después los partidos. Con respeto a las posturas de cada quien, es preciso desear éxito y grandes resultados a la nueva administración que inicia el día primero. Ojalá haya la visión, el talento y la apertura para escuchar a todas las voces y tener la capacidad autocrítica para corregir y mejorar la marcha del gobierno. Sin legado y para el olvido la administración saliente no puede ser referente de algo positivo.
Lo que viene tiene que hacer todo lo contrario y ser infinitamente mejor. Es por todos, es por Veracruz.
Recadito: se termina una etapa oscura en Veracruz; que venga la luz.