Pedro Peñaloza
“La desobediencia es la virtud original del hombre.
Mediante la desobediencia y la rebelión se ha realizado el progreso”.
Oscar Wilde
Los planes de López Obrador están a punto de cumplirse. El llamado “plan C”, bandera propagandística enarbolada por el morenismo como síntesis de sus aspiraciones hegemónicas, está a unos días de iniciar.
La partitura contiene las notas que deben acatarse sin protestar y a quien se atreva la inquisición morenista lo condenará y el comisario del pueblo, que dirige la UIF, lo perseguirá.
Ya los inverecundos integrantes del Tribunal Electoral Federal, tal vez por miedo o interés, exoneraron al tabasqueño y a la evidente estructura clientelar que intervino para favorecer a la candidata del oficialismo. El pago a estos entreguistas rindió frutos, más allá del costo monetario, les regalarán, con la reforma al poder judicial, dos años más de su jugosa beca.
El asalto se completará cuando en unas horas el INE otorgue la mayoría aplastante a la coalición obradorista, violentando la pluralidad expresada en las urnas: 52% de los sufragios para el oficialismo se convertirán en 74% de la representación legislativa y la oposición con 41% de la votación se le otorgará únicamente el 24%. Con ello se impone que una sola fuerza política pueda modificar la constitución sin la participación de otras expresiones.
Sí, López Obrador se saldrá con la suya, vamos a la edificación de un país monocolor y de pensamiento único. La rutina autoritaria y la repetición de discursos con sello fundamentalista poblara la vida política de México. Un modelo similar al de Bukele o Venezuela, ya no digamos a Cuba o Nicaragua
Un primer obstáculo para los planes de Palacio, que seguramente no estaba calculado, es el paro general del Poder Judicial Federal en resistencia. Esto no le importa al tabasqueño y a sus secuaces en la Cámara de Diputados. El autoritarismo va a cualquier costo.
El asalto al Poder Judicial es la columna que soportará al nuevo andamiaje del régimen autárquico. Lo que viene son ficciones electorales, pulverización de la carrera judicial y todo sujeto a los humores de la próxima presidenta, quien obedecerá y acatará el paquete de reformas que envió su inventor el 5 de febrero.
Se vienen tiempos duros, de persecución y de combate a los distintos. Aunque, en la historia política nada es eterno. La resistencia inteligente y la desobediencia organizada son un binomio clave para evitar la consolidación del país de una sola voz. Nada de bajar los brazos ante estos simuladores y herederos de las peores prácticas atrabiliarias y autoritarias. Ese es el reto.
@pedro_penaloz