Una publicación de la BBC de la periodista Judith Moritz, relata lo ocurrido en el juicio contra la enfermera Lucy Letby, asesina confesa de niños.
“Soy diabólica, los maté porque no soy suficientemente buena”, así se resume la historia de la enfermera.
Las familias de los bebes asesinados ocupaban la galería prevista para el público. Al otro lado del pasillo, los asientos han estado vacíos, pero el padre y la madre de la enfermera, John y Susan, acudieron día tras día. A veces se les unía una de las amigas de su hija, la única que ha ido en estos 10 meses de juicio.
Mientras los afligidos padres relataban los horrores de ver morir a sus hijos, ella mantenía una expresión neutral. No importaba que el relato y la evidencia contra ella fuera emocionalmente fuerte que igual ella se seguía impasible.
El juicio comenzó en octubre de 2022. Letby se mantuvo serena por meses mientras se relataba el terrible sufrimiento de los bebés.
Y solo hubo contadas ocasiones donde lloró: cuando mostraron las pruebas al retirarla del servicio de enfermería, al leer los extractos de las entrevistas que tuvo tras su arresto y cuando se mencionó que había tenido pensamientos suicidas.
Cuando el fiscal empezó a interrogarla, su primera pregunta era una que yo misma me había hecho.
Cuando el fiscal empezó a interrogarla, su primera pregunta fue: «¿Hay alguna razón por la que lloras cuando hablas de ti, pero no lo haces cuando hablas de estos niños muertos y gravemente heridos?».
«He llorado al hablar de algunos de esos bebés», respondió Letby.
Al empezar el juicio, la fiscalía presentó como prueba una hoja de anotaciones verde que la policía había descubierto poco después del arresto de Letby.
Estaba lleno de garabatos hechos al desespero e incluía frases como: “Soy mala, lo hice. Los maté a propósito porque no soy suficientemente buena, no merezco vivir, soy una persona horrible”.
La fiscalía lo presentó como una confesión.
La defensa argumentó que era un “grito de desesperación y petición de ayuda” escrita por quien había sido acusada injustamente.
De cualquier manera, fue la información más significativa que tuvimos sobre el estado de ánimo de Letby.
Meses después se supo en el juicio que no era el único escrito que encontró la policía. Letby había escrito mucho más con sus divagaciones, líneas apretadas de escritura a mano que dejaron al descubierto su forma de pensar cuando la sacaron de servicio como enfermera.
“Por favor, ayúdenme, ya no puedo hacer esto, odio mi vida, quiero que alguien me ayude, pero no pueden”.