- A un año de su deceso
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura recuerdan este 15 de enero a una de las mexicanas más polifacéticas del siglo XX: abogada, política y académica, Guadalupe Rivera Marín
A un año de su deceso se le rememora en esta fecha como una destacada historiadora, luchadora social y protectora del arte mexicano, pero principalmente por su intenso sentido humanitario.
Guadalupe Rivera Marín nació en la Ciudad de México, fue primogénita del muralista guanajuatense Diego Rivera y de la modelo y escritora Guadalupe “Lupe” Marín, matrimonio del cual también nacería su hermana, la arquitecta Ruth Rivera Marín.
Su padre la inmortalizó a muy temprana edad en obras como Pico e Inesita (1928), pues la llamaba “Picos” o “Piquitos”, y en Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947), mural de Rivera que despertó en Guadalupe Rivera su pasión por la historia, la política y las costumbres mexicanas.
Rivera Marín estudió Administración Pública en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y consolidó su formación con un doctorado en Derecho, profesión que ejerció por décadas junto con una sólida trayectoria en la docencia, impartiendo cátedra en la Facultad de Derecho en la máxima casa de estudios.
Fue autora de libros como El mercado del trabajo: relaciones obrero-patronales (1955), La propiedad territorial en México: 1301-1810 (1983), Un río, dos Riveras (1989) y Las fiestas de Frida y Diego: recetas y recuerdos (1994), en el cual plasmó un panorama de la gastronomía mexicana, ligada a la vida cotidiana de ambos artistas, entre otros. Entre 1989 y 1998 fue directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm).
En su momento, gracias a un entrañable compromiso con el legado de su padre, presidió la Fundación Diego Rivera, creada con el propósito de conservar la obra del muralista. Así, con su labor como promotora y también como escritora y ensayista, Guadalupe Rivera dedicó gran parte de su vida a preservar la vida y obra de Diego Rivera, así como de su madre, Lupe Marín, a través de múltiples testimonios difundidos a través de entrevistas y publicaciones.
Además, su cercanía con Frida Kahlo permitió escuchar de su voz declaraciones en torno a la vida cotidiana de la pintora, a quien conoció en su niñez, cuando su padre se casó con ella en agosto de 1929.
“Gran gestora cultural y valiente promotora del arte nacional en el extranjero, una personalidad potente”, la calificó el especialista Daniel Vargas, coordinador del Fondo Documental de la Fundación Diego Rivera, durante el homenaje nacional que el Inbal le rindió a Guadalupe Rivera Marín en marzo de 2023 con diversas actividades en los recintos que tienen que ver con el legado de Diego Rivera y Frida Kahlo.
“Fue un personaje que destacó por sus labores políticas, académicas y culturales, pero sobre todo por la humanidad y su deseo de enaltecer a México”, dijo ahí mismo Luis Pérez Arredondo, titular de la Unidad de Auditoría del Banco de México, quien trabajó cerca de la abogada y escritora en materia de preservación del patrimonio artístico de Diego Rivera.