Enrique Osorio
Agencia Reforma
Guadalajara, Jalisco 30 abril 2024.- Si un niño ejerce violencia, es un síntoma de que algo está sucediendo en su ambiente, por lo que es importante que los padres enfrenten la situación y lleguen al fondo de las causas, consideró el psicoterapeuta, Fernando Acosta.
«Todo tema de agresión que presente un niño, indiscutiblemente tiene un trasfondo de algo que esté sucediendo en el ambiente. Algo está pasando con el niño: o está frustrado, o está triste o está enojado», explicó.
Después de recibir una queja acerca de que su hijo es violento, lo primero que pueden hacer los padres es investigar más.
«(Hay que) explorar antes de castigar, regañar, de amenazar, () lo peor que podemos hacer frente a estas situaciones de agresión, es también acudir a una agresión hacia los niños. Aparte es una contradicción muy grande», afirmó.
Pidió darles confianza a los hijos para que expresen su sentir al respecto.
«Llegar al trasfondo de lo que está sucediendo, y desde luego, en todo momento creer lo que nos está diciendo nuestro hijo, darle certeza, no especular o insinuar que dudamos de lo que nos está diciendo», abundó.
Pidió a los padres no ser agresivos con el personal de la escuela o del lugar donde el niño hizo bullying, sino encontrar formas de atender la situación. Y respaldar al niño.
Finalmente, si no es un hecho aislado, considerar la ayuda de profesionales.
«Si notamos esos fenómenos de agresión en lugar de un evento aislado, ir pensando la posibilidad de acompañarse de la psicoterapia infantil y/o el acompañamiento psicoterapéutico también para papá y mamá que puedan descubrir o implementar herramientas para acompañar», aseveró.
Por otro lado, mencionó que los padres deben estar atentos a los cambios en el comportamiento de sus hijos para descubrir si están siendo víctimas de abuso sexual o violencia.
A romper ciclos violentos
Los padres involucrados y amorosos podrían ayudar a reducir la violencia y a crear un ambiente más seguro para los niños, coincidieron el psicoterapeuta, Fernando Acosta y el padre de familia, Jaime Aguilar.
«Yo soy un hombre de 61 años y están cambiando algo las cosas, pero todavía prevalece mucho el que el padre solamente es el proveedor y no se hace cargo de las crianzas», lamentó Aguilar, quien es miembro del Colectivo Dejar de Chingar, donde los hombres cuestionan sus violencias.
Él ha analizado cómo las creencias que tenía sobre ser hombre han afectado la forma en que se relacionaba con sus hijos.
«Hay que romper con muchas cosas: esta cuestión de que a los hombres no se nos permite demostrar otros sentimientos más que el enojo, () no sabemos cómo ser cariñosos, no sabemos cómo demostrar amor porque creemos que es mostrar debilidad», explicó.
Por otro lado, Acosta consideró que los hombres deben cuestionarse sobre su propia crianza, analizar cómo eran sus padres y qué tipo de familia quieren tener.
El especialista abundó que la crianza es acompañar a los niños en su crecimiento, pero se les debe tratar con respeto.