Por Edgar Hernández*
Se destapó la cloaca.
En las últimas horas quedó al descubierto el asalto cibernético, el robo de la elección maquinado desde las más altas esferas oficiales para defraudar a la ciudadanía con la especial consigna de demoler a Veracruz.
La urgencia, luego de cuatro visitas presidenciales a Veracruz en la víspera de la elección, era conservar la cuarta reserva nacional y blindar a Rocío Nahle.
¡Y sucedió!
Se llevó una votación superior a la que recaudó López Obrador en Veracruz en 2018.
Luego del impacto nacional producido por la desmesurada victoria de Morena, la ciudadanía empezó a reaccionar. El exagerado y desmedido aplastamiento electoral empezó a arrojar dudas y enojo colectivo.
La ciudadanía en abierto empezó a mostrar millares de boletas.
Las llamadas sábanas con “otros datos” de la jornada y con números diferentes del PAN-PRI-PRD, los comparativos estadísticos de los representantes de los partidos políticos con copias de dicha actas de escrutinio que les permite cotejar los datos publicados por el PREP, nomás no cuadraban.
En paralelo, centenares de testimonios comiciales de las organizaciones sociales mostraban las irregularidades de los preliminares del Programa de Resultados Electorales (PREP).
Este organismo electoral, el PREP, que contrata el INE/OPLE que tradicionalmente daba los avances de las preferenciales electorales prácticamente un par de horas después de cerradas las casillas, en esta ocasión tardó hasta la madrugada del día siguiente para anunciar la aplastante victoria de Nahle 58.6 contra 32.3 puntos de Pepe.
¿26 puntos abajo?
La realidad arrojaba que el PREP había sido precargado con antelación.
Apoyado en boletas dobles, con datos enviados desde las oficinas gubernamentales de la ciudad de México y una desmedida ventaja desató el alzamiento colectivo.
Y es que después del martes 3 de junio México donde la ciudadanía amaneció como zombis, sin dar crédito, con una carga de desánimo y esperanzas rotas, inició una protesta generalizada, candidatos incluidos.
El caso Veracruz.
Por la mañana del domingo, día de la votación Pepe Yunes acudió a su casilla de Perote.
La afluencia era como un día de fiesta. Así se vio en Veracruz-Boca. Así lo atestiguan las crónicas de Xalapa. Impresionante el desborde en el norte del estado y en la propia plaza sureña de Coatzacoalcos donde la gente, las familias, todos los veracruzanos celebraban.
A las 10 de la mañana del mismo domingo se empezó a deslizar en las redes sociales una primera aproximación de tendencias que daba 52 puntos a Nahle arriba de Pepe.
La propia zacatecana comentó que “el arranque nos favorece… pero esperemos”.
Al cierre de casillas, las “sábanas” mostraban una clara tendencia de victoria opositora que entró en duda pasadas las seis de la tarde Rocío Nahle se proclama “ganadora de las elecciones”.
Con aplastante victoria.
Mientras, el PREP hermético.
Ya para las 10 de la noche del mismo domingo todo era fiesta Morena.
La “Plaza Lerdo” atestada de aplaudidores que coreaban el “¡Ya chingamos!”; Nahle feliz rodeada de quienes formarían su gabinete, Ahued en primera fila.
También el coro fácil: sus comadres, el dirigente estatal Ramírez Zepeta y hasta Ana Mariam Ferraez, candidata a diputada que “de manera apretada ganaba por cuatro votos” ¡Cuatro votos!”, cuando nunca estuvo en un solo acto de campaña, debate o recorrido en colonias de la capital donde es repudiada.
Ahí presente también el llamado depredador sexual Manuel Huerta convencido vocero de Nahle.
Millones de incrédulos no daban crédito.
El impasse y la victoria cantada de los morenos, las fiestas preparadas, los aliados, aún sin la victoria certificada, amenazan con que se irían con todo contra “los enemigos de la futura gobernadora”, periodistas incluidos.
La propia Nahle amenazando con que “Ir hasta el fondo, no por mí, sino por las mujeres veracruzanas”.
Toda la chairiza adelantando venganzas.
En paralelo la oposición inicia el reclamo apoyado por la ciudadanía. Xóchitl desde su tribuna y Pepe desde la suya. Habrá de exigirse el recuento voto por voto y casilla por casilla.
Ello obligo al INE, aliado del AMLO, a parar un momento la fiesta al reconocer errores e inconsistencias en “algunas actas de escrutinio y lo registrado por el PREP por lo que se revisarán el 60% de las casillas”.
¿El 60%?
¿Es que acaso buscan ganar tiempo para bajar los brutales números de la aplastante victoria Morena del pasado domingo para legitimar de todas maneras el triunfo electoral a Claudia y Rocío Nahle, pero con menor porcentaje?
No queda duda, sin embargo, tal como adelantó en el marco de la campaña el propio Pepe Yunes que se estaba gestando una elección de Estado.
Lo que no calcularon es que hoy a diferencia de otras elecciones el robo se hizo en la mesa. Las computadoras y los programas cibernéticos ordenaron al PREP dar esos resultados en donde arrasaría Rocío Nahle.
Este miércoles es previsible que el OPLE legitime el robo de la elección para dar paso al inicio de la lucha ciudadana.
Hoy los tribunales tienen la palabra.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
@LineaCalienteEd