María Fernanda Téllez Albarrán
Agencia Reforma
Ciudad de México 20 diciembre 2023.- Cuando Priscilla Beaulieu atravesó las rejas de Graceland y entró a la mansión de Elvis Presley en Memphis, para mudarse allí definitivamente, creía que su vida era un cuento de hadas.
Había conocido a sus 14 años al «Rey del Rock and Roll», una década mayor, y éste, tres años después, la había invitado a formar parte de su vida, de su «reino».
Al salir de Graceland desengañada, con la convicción de que nada había sido como lo imaginó, tenía 27, una hija (Lisa Marie) ,y la certeza de que se divorciaría del hombre que transformó la música y por el que todas suspiraban.
Priscilla, que se estrena en cines el 25 de diciembre y pone el foco en quien fue esposa de Elvis, permitió a Cailee Spaeny brindar una interpretación tan sutil como penetrante en el papel, con el que ganó la Copa Volpi a Mejor Actriz en Venecia.
Para prepararse para la cinta de Sofia Coppola, inspirada en la autobiografía «Elvis and Me», analizó videos caseros y pudo reunirse con la propia Priscilla Presley, hoy de 78 años, para matizar su versión de la tumultuosa relación.
«Es muy protectora de su historia, de su vida. Me pareció conmovedor que ella, siendo una mujer de su época, se preguntó a sí misma si era feliz con la casa, con la familia, con el esposo.
«Se dio cuenta de que quería algo más. Fue una gran ruptura, especialmente a ese nivel, con ese hombre…. Pero halló la fuerza de decidir», dijo Spaeny, nominada al Globo de Oro por este trabajo, en un encuentro con medios.
Esta versión de Elvis que se muestra en Priscilla hizo enfurecer a la hija del «Rey», la fallecida Lisa Marie, quien cuando el proyecto arrancaba le dijo a Coppola que el guion mostraba a la superestrella como un «depredador» y «manipulador».
El Elvis encarnado por Jacob Elordi es amoroso, un encanto, pero también emocionalmente abusivo, con estallidos violentos, da a Priscilla pastillas (metanfetaminas y para dormir) y le niega lo evidente (que le es infiel en los rodajes de sus películas).
Además, censura su guardarropa, no le permite salir de su jaula de oro, y si bien protege la virginidad de Priscilla hasta el matrimonio, después de éste desatiende los deseos de ella, quien sólo se esmera por complacer.
«Necesitábamos para Elvis a alguien carismático y que también se sintiera como un chico que nunca creció, porque todo lo controversial vino de un lugar de soledad, de los efectos de la fama. Se tenía que sentir eso.
«Jacob lo hizo muy bien», opinó Spaeny. «Espero que sientan la química entre nosotros, el amor, el cariño, pero también los lados oscuros», agregó.
Por cuestiones de derechos, Coppola (Las Vírgenes Suicidas, Perdidos en Tokio) no contó con canciones de Elvis, así que se dedicó a construir de manera íntima un retrato de esos que le salen tan bien: el de las princesa solitarias.
«Es una gran diferencia que una directora contara esta historia, con su perspectiva, su visión. Sofia ilumina esos momentos que no sé si un hombre habría retratado. No digo que con un director la película habría sido mala, sino distinta».
«Sofia no menosprecia a las mujeres jóvenes en sus películas, las deja ser interesantes, personajes completos, multidimensionales, con lados oscuros, con necesidades, deseos…»
Spaeny (quien mide apenas 1.51 metros) creía que, al elegir a Elordi (de 1.96) como su coestelar, Coppola sólo se había fijado en cómo transmitían las esencias de sus personajes.
Pero tras ver varias veces el filme y pensarlo en retrospectiva, opina que la diferencia de estatura funciona también a nivel simbólico.
«Elvis era alguien más grande que la vida, ascendiendo y ascendiendo. Se hicieron muchas tomas que remarcaban que lo importante era que ella lo veía hacia arriba. Elvis era magnético, una fuera de la naturaleza y Priscilla lo idolatró, lo puso en un pedestal».