NOCHE DE CONTRASTES

Héctor Ortega Rangel                            

Agencia Reforma

Monterrey, NL 24 noviembre 2023.- Tras los tres recitales de Boris Berman, Leon McCawley y Jean-Frédéric Neuburger, que se insertan entre las noches memorables que ha tenido el Festival Internacional de Piano Sala Beethoven, la 27 edición cerró de forma contrastante.

 

 El pianista mexicano Mauricio Nader interpretó el miércoles un programa de paráfrasis y transcripciones para piano, muchas deleitables.

 

 Nader es un artista expresivo que, a veces, sacrifica una articulación más nítida y limpieza por carácter. Quizás la faceta más sorprendente de Nader fue como compositor-transcriptor; su Paráfrasis sobre la meditación de la ópera «Thais», de Jules Massenet, comenzó el recital de forma suntuosa y apasionada; escuchamos un sonido cálido y sonoridades exquisitas. A través de un cuidadoso color de la armonía, el famoso tema (originalmente en solo de violín) se dibujó asertivamente.

 

 Siguió el «Tango rag», de Mario Lavista. Dio gusto encontrarnos una obra para piano del gran y lamentablemente fallecido maestro mexicano. La obra conjura los elementos rítmicos de los tipos de danza del título. Aquí pudimos escuchar a un Nader pulcro.

 

 En la Suite «Peer Gynt No.1», de Edvard Grieg, en transcripción para piano del propio compositor, del original para orquesta, encontramos momentos menos conseguidos, si bien las sutilezas rítmicas fueron bien capturadas por Nader. «La muerte de Ase» exhibió un pulso demasiado lento que parecía dejar espacios en el discurso. Igualmente las acentuaciones menos sutiles en la danza de Anitra impidieron un poco la respiración elegante de esta música maravillosa.

 

 «En el salón del Rey de la montaña», Nader tomó un tiempo muy rápido desde el inicio rompiendo el accelerando gradual que es una de las características de esta célebre página.

 

 En momentos el piano de Nader evidenció algunas notas falsas en la parte final vertiginosa.

 

 Concluyó la primera parte con dos obras muy bien conseguidas inspiradas en Rachmaninov y Mozart: la primera, «Rachmaninov in Salzburg», conjuntó el «Rondo alla turca» de Mozart junto con el Preludio en do sostenido menor de Rachmaninov; la segunda fue un divertimento basado en variaciones y transformaciones de ese celebérrimo rondo. Con algunos desplantes de virtuosismo bien logrados, cerró la primera parte.

 

 La segunda parte del programa fue ocupada por una transcripción de «El amor brujo», de Manuel de Falla, ballet pantomima que nos lleva a las sonoridades gitanas españolas. Algunos de los números fueron transcritos por Nader: me pareció muy bien logrado «Las campanas al amanecer», magnífico contraste de delicadezas y sonido pleno del piano.

 

 En la «Canción del Fuego Fatuo», el ritmo y gracia de la música fueron estupendamente conseguidas. Lástima que en ocasiones el flujo de la música se interrumpía un poco con los cambios de página que requirió Nader a momentos.

 

 La «danza ritual del fuego» encantó al público que aplaudió con agrado. Nuevamente aquí encontramos las virtudes y pecados de la noche: un buen sentido del colorido, un sonido de estupendo rango, pero algunos momentos menos nítidos en la articulación.

 

 El Festival Sala Beethoven ha tenido un repunte en la asistencia, gracias al trabajo de Jorge y Julia Gallegos. Es fundamental apoyar iniciativas artísticas de calidad en Monterrey.