Por Edgar Hernández*
Ahora que Rocío Nahle está por abandonar este terrible mundo material para entregar alma, corazón y vida -Ah! y honestidad- para gobernar a 8.4 millones de zacatecanos ¡Up´s, perdón, de veracruzanos! como buena chaira va por el borrón y cuenta nueva.
Que si ya no fueron 6 mil sino 20 mil millones de dólares el costo de la inservible “Dos Bocas” ¡Que importa! Menos que no pasará de un litro la refinación cuando el cálculo es de 340 mil barriles diarios, al menos hasta el 2025.
En la víspera de su renuncia como titular de la Secretaría de Energía su tiradero y rapacerías son del dominio público ya que se está hablando de desfalcos multimillonarios.
Hoy, en la víspera de dejar la paraestatal la propia zacatecana cuenta historias inverosímiles de su paso en Pemex.
Sin rubor sostiene que las refinerías de Petróleos Mexicanos dejan ganancias e incluso especifica cuántos dólares de utilidad por barril genera cada refinería sin considerar que, de acuerdo con las cifras oficiales de su propia oficina, en los primeros cuatro años y medio de gobierno, las refinerías han perdido 595 mil 754 millones de pesos.
Es decir, 33 mil millones de dólares en pérdidas en cuatro años y medio auditados (a 17 pesos por dólar el tipo de cambio). Asimismo, deja de largo que la deuda de corto plazo de Pemex pasó de 9.8 mil millones de dólares en 2018, a 24 mil millones de dólares en su administración.
Nahle jura además por ésta, que Pemex no tiene más deuda y que la que debe pagarse en 2023 y 2024 “que es la que dejaron los gobiernos anteriores”, cantaleta de la ineptitud que para la 4T es virtud.
Ese aumento de la deuda de corto plazo en el actual gobierno nos ha llevado, sin embargo, a la situación que explica Enrique Quintana en sus Coordenadas del 28 de agosto pasado, que dan cuenta que “Entre enero de 2024 y junio de 2027, la petrolera debe pagar 34 por ciento de su deuda total, casi 38 mil millones de dólares”.
En resumen, la empresa de la que Rocío Nahle es presidenta del Consejo de Administración (Pemex) ha perdido en este sexenio, un billón 300 mil millones de pesos.
Esa es la cantidad de dinero que los mexicanos le hemos metido a Pemex en este sexenio, a fondo perdido, “porque sigue perdiendo en momentos en el que todas las grandes petroleras del mundo han ganado dinero como pocas veces en su historia”, escribe Pablo Iriart quien apunta que sobre la refinería en Dos Bocas también es necesario hacer precisiones.
El cálculo inicial fue que costaría 8 mil 800 millones de dólares, pero sin contar impuestos y las obras externas. “Los 17 o 18 mil millones de dólares que calcula Hacienda va a costar la refinería, es sin las obras externas de ductos, electricidad, etcétera”.
Esas obras, hasta donde sabemos, no son parte de la contabilidad de la refinería.
De tal suerte que a los 18 mil millones que dice Hacienda (que pueden alcanzar los 20 mil millones de dólares), habría que sumar las obras externas que llegan a una cifra cercana a los 4 mil millones de dólares,
Ello se debe a que el primer tren de operación de Dos Bocas (no los dos trenes, como se había dicho erróneamente) va a estar operando a plena capacidad antes de que termine el año.
Consecuentemente la faraónica obra no cuenta con suficiente suministro de gas, el gasoducto submarino que va a alimentar la refinería apenas acaba de iniciar, en julio, el tendido del ducto y la planta de generación de electricidad tampoco está terminada.
Y así, hasta el infinito.
Las plantas de hidrógeno van con retraso, la coquizadora está retrasada y no existe infraestructura (ferrocarril) para sacar el coque cuando arranque la planta, no hay suficiente gas, se carece de electricidad y hidrógeno; no hay ferrocarril y no será posible que la refinería esté funcionando al 100 por ciento en diciembre tal como adelantó el propio López Obrador.
La Nahle en su intempestivo adiós argumenta con orgullo que la refinería ya está en operación y ya produjo el primer litro de gasolina primaria, diésel y querosina mostrando un frasco con un líquido turbio ante la prensa rodeada de un puñado de personas con batas blancas.
Asume y da por descontado con ese frasco de un litro de gasolina “que arrojó Dos Bocas” que todos los que afirmaron que no puede operar la refinería están errados, mal informados o por alguna insana razón tergiversan.
Así, si esas fueron las cuentas que entrega en cinco años de gestión antes de renunciar para venir a Veracruz a inscribirse como candidata de su partido bajo la sombra de Cuitláhuac, otro tramposo peor que ella ¿Qué podemos esperar los veracruzanos?
¿Acaso que nos anexe a Zacatecas?
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo