MAMÁ SE FUE A LA LUNA

Mamá se fue a la luna nos traslada por un mundo que pone al centro, el abandono materno y sus repercusiones en una familia en el México de los años ochentas, aderezada con una pegajosa lista de canciones de la época, que nos conducen por un viaje nostálgico y conmovedor.

 

Esta ópera prima de Clemente Vega nos muestra un cosmos teatral impactante, donde el escenario se convierte en un sistema solar en constante movimiento, y da pie a una historia que nos invita a reflexionar y dejarse cautivar por las interpretaciones de todo su elenco.

 

Si bien esta obra ya tuvo una temporada previa, ahora ha aterrizado en el Foro Lucerna todos los jueves del mes y es una obra imperdible de ver, colmada de lecciones con las que todos nos podemos identificar:

 

1. El Peso del Abandono. La premisa inicial se centra en la ausencia de la madre y cómo la hija mayor interviene para explicar este evento a sus hermanos. En ese sentido, la obra destaca la vulnerabilidad a la que estamos expuestos durante la infancia y cómo esos vacíos, ya sea por la ausencia de la madre o del padre, pueden llegar a afectar nuestras vidas.

 

2. La Madurez Prematura. Ante la falta de una figura parental, a menudo, son los hijos mayores quienes se ven en la obligación de asumir un papel, ya sea de madre o de padre. Esta situación los forza a crecer con rapidez, dejando de lado los momentos de juego y diversión, enfrentando realidades que van más allá de su comprensión.

 

3. Sanando las heridas del pasado. A medida que conocemos el trasfondo de las decisiones parentales, la obra nos invita a empatizar con los padres, comprender las circunstancias que los llevaron a tomar ciertas decisiones y, lo más crucial, a sanar nuestras propias heridas para liberarnos de la carga emocional.

 

Sin duda, estas lecciones resuenan más allá de la obra en sí misma, al ofrecernos una mirada profunda sobre los conflictos familiares y cómo desde nuestras trincheras podemos enfrentarlos.

 

 

Por Itaí Cruz, Fotos: Roberto Sosa