Pedro Peñaloza
“Cuanto más siniestros son los deseos de un político,
más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje”.
Aldous Huxley
El ardid de la candidata oficial, Claudia Sheinbaum, ha quedado claro. Declara y presume que habrá un “segundo piso de la 4T”, pero no se opone y ni siquiera matiza ante los desplantes autoritarios del inquilino de Palacio, quien en todo momento amenaza con mandar iniciativas que apuntan hacia la construcción de un régimen autoritario y antidemocrático. Como prueba de ello es el anuncio que ha hecho de “desaparecer a los organismos autónomos constitucionales”. Es decir, intenta adornar su campaña con frases suaves, que la coloquen como una “reformista” del obradorismo, aunque en la práctica juega un papel de comparsa ante los desplantes matutinos que realiza el verdadero propietario del llamado bastón de mando.
Y qué decir de la profundización del militarismo, convertido en el eje vertebral de la política sexenal. De esto, la ex jefa de gobierno mira para otro lado, descarga sus baterías con la perorata de siempre, responsabilizando al pasado de todo lo negativo.
En materia de política exterior, se corrobora que Sheinbaum no toca ni con el pétalo de una reflexión el tema, y cuando lo hace solo cantinflea. Por ejemplo, su postura ambigua frente a la guerra en Israel lo constata y se presenta como el eco de su mentor, la cual, cuando así conviene, es “neutral” y aboga por la no intervención.
Y para cerrar dicha simulación, la candidata del oficialismo realiza eventos con personajes variopintos, “aspiracionistas”, empresarios y egresados de universidades extranjeras, que tanto aborrece AMLO. El objetivo es evidente: endulzar una campaña que está atrapada en los fórceps del discurso presidencial. Recordemos que en su momento el tabasqueño realizó eventos similares para capturar a incautos y darle lugar a desempleados y oportunistas. Todo fue de utilería. Al final, ignoró las propuestas y las tiró al cesto de la basura, y hasta la fecha sus políticas públicas son producto de ocurrencias y de divagaciones emocionales.
Sin embargo, la diferencia central con la candidata Sheinbaum, es que ella depende exclusivamente de los mandatos de su impulsor y que no puede hacer nada que lo contradiga. Al menos que haya algún ingenuo que crea que López Obrador se retirará a su rancho para ver crecer arbolitos. El seguirá mandando aun después del proceso electoral. Así que, cuidado con dejarse timar con el discurso de la candidata morenista. Se sabe que ella es una mujer inteligente, por eso seguirá el libreto ordenado sin condenar o criticar. Mucho ojo con la trampa y la simulación.
@pedro_penaloz