· Leer nos permite experimentar vidas más allá de la nuestra, afirmó Patricia Dolores Dávila Aranda
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A partir de hoy y hasta el domingo 21 de abril, en el Centro Cultural Universitario
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Entendemos los libros como un placer y una experiencia disfrutable, expresó Rosa Beltrán Álvarez
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Habrá 500 actividades gratuitas; 150 mil ejemplares y medio millar de sellos editoriales
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Se evocarán las letras de José Agustín, Rosario Castellanos, Jorge Ibargüengoitia, Truman Capote, entre otros
La UNAM busca fomentar la lectura entre su comunidad y también entre el público en general, porque estamos convencidos de que leer nos permite conocer, comprender, analizar, aprender y vivir un poco más, aseguró la secretaria General de la Universidad Nacional, Patricia Dolores Dávila Aranda.
Al poner en marcha la décimo sexta edición de la Fiesta del Libro y la Rosa, conmemoración mundial literaria que se realiza en el Centro Cultural Universitario, enfatizó: “leer es detonar emociones, activa la imaginación, potencia la creatividad, nos permite experimentar vidas más allá de la nuestra”.
Y nos lo dijo el escritor británico C. S Lewis (1898-1963), “leemos para saber que no estamos solos”.
En esta ocasión se ofrecen más de 500 actividades gratuitas, 150 mil ejemplares y medio millar de sellos editoriales, además de que se evocarán las letras de José Agustín, Rosario Castellanos, Jorge Ibargüengoitia, Truman Capote, entre otros.
En su oportunidad, la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Rosa Beltrán Álvarez, expuso: “Entendemos los libros como un placer y como una experiencia disfrutable, donde tanto la prisa y las cuotas diarias de tiempo no hallan lugar. La lectura es una manera de vivir en permanente estado de curiosidad. Sigue siendo uno de los reductos intocados de la felicidad: el libro; y hacemos votos porque siga siéndolo”.
La escritora añadió que este año la Fiesta está dedicada a los susurros de las lenguas, lenguajes y escrituras, a celebrar el mundo de los libros, “porque nadie lee el mismo libro, porque nadie piensa igual sobre sí mismo, y sobre los otros”.
Actualmente, abundó, a millones de personas en el mundo no se les permite expresarse en su lengua, porque el lenguaje es tan poderoso que ofrece identidad, cohesión social, pertenencia, porque nos hace sentir y también nos conecta con una cultura y con una historia. Por ello se emplea como un medio de control; también es posibilidad de ejercer violencias mayúsculas.
Estuvieron también Socorro Venegas Pérez, directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM; Guadalupe Nettel, directora de la Revista de la Universidad de México; Julia Santibáñez, directora de Literatura y Fomento a la Lectura; e Imelda Martorell, titular de la Cátedra Extraordinaria de Fomento a la Lectura “José Emilio Pacheco” y Universo de Letras.
“Lingüicidio”
Con su propia paráfrasis, el escritor Juan Villoro discursó ante decenas de asistentes con el desenfado de como escribe y conversa, confesó su titánica labor no solo de aperturar la Fiesta con una conferencia, sino de revisitar 500 años de lenguaje en poco más de 50 minutos; es decir, una década por minuto.
Nos ubicamos en el hoy: “si la condición indígena se reflejara por cuotas de sangre, el 80 por ciento de los mexicanos calificarían como indígenas, lo que en verdad determina ese sentido de pertenencia es la lengua por lo tanto el Estado ha acudido a un sistemático ‘lingüicidio’, para unificar a la nación a través del español”.
Aun así, continuó en el Foro Libertad donde se llevó a cabo su participación, en México subsisten 68 sistemas lingüísticos. Lo sorprendente no es que la diversidad lingüística esté desapareciendo, sino que siga existiendo. Y es que según Antonio García Cubas (1832-1912), evocado por Villoro, en 1820 el 60 por ciento de los mexicanos podía expresarse en una lengua originaria, pero ahora solo 6.6 por ciento lo puede hacer.
La idea de una nación homogénea unida por el español es una ficción demagógica y empobrecedora; sacrificamos México en aras de crear la idea de México, expresó al citar a uno de los autores con los que apoyó su discurso.
El idioma de Europa, citó a Humberto Eco, es la traducción. Y concluyó: “la demagogia, la propaganda, la jurisprudencia y la infinita burocracia, han creado los muros coercitivos de la ciudad letrada, pero la imaginación literaria y los reclamos de los pueblos originarios han encontrado la manera de expresar ahí el signo de su rebeldía”.
FUENTE: UNAM