- Un monólogo que evocó la intimidad de Virginia Woolf y una obra que rompió la cuarta pared llevaron al público por un viaje de introspección interior
Guanajuato 14 octubre 2024 – El teatro y la danza llevaron a vivir las emociones de los asistentes a través de las actividades presentadas en el tercer día de la edición 52 del Festival Internacional Cervantino. En esta ocasión se contó con talento de Croacia, de Brasil y artistas locales de Guanajuato.
La Explanada de la Alhóndiga de Granaditas fue el escenario para la presentación del Ensamble Nacional de Danza Folclórica de Croacia —conocido como LADO— que mostró algunas de las tradiciones musicales y dancísticas más representativas de su país.
“Este año celebramos 75 años del Ensamble y estamos muy emocionados de que estemos aquí con vosotros. Por eso, queremos decir muchas gracias. Gracias al Cervantino. Gracias Guanajuato, gracias por recibirnos”, dijo Jurica Petar Petrač, director musical del conjunto momentos antes de dar inicio al espectáculo.
Los asistentes que llenaron la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, pudieron presenciar bailes y cantos que conforman el corazón del folclore dinárico y que ofrecen una visión de algunas de las costumbres más antiguas de esa región enclavada en la Europa Oriental.
“Empezamos nuestro concierto con una coreografía de una costumbre en la cual las niñas van por las casas del pueblo con flores para celebrar la primavera, para traer prosperidad a los campos, a las familias, a su vida.
Con la última coreografía vamos a celebrar el amor, vamos a celebrarlo con los motivos de boda del norte de Croacia, la novia se va a despedir de su familia con una canción melancólica, pero después tiene que bailar alrededor de una botella para probar que tiene buena salud y que no cojea.
Hombres con banderas y mujeres con máscaras ahuyentan las malas energías y todos bailan por la felicidad de la pareja. ¡Que viva el amor en México, en Croacia, en todo el mundo!”, explicó al respecto Petrač.
Virginia – Cláudia Abreu
El monólogo traído desde Brasil, Virginia, impactó a los asistentes del Teatro Juárez, durante su participación en el Festival Internacional Cervantino. Está presentación, comprobó ser una de las más emotivas del festival.
Esta obra, llevó al espectador a vivir los momentos más difíciles de la vida de la escritora Virginia Woolf (1882-1941) a través de la impecable interpretación de la actriz Claudia Abreu. La puesta en escena lleva al espectador a analizar la vida a través de la mente de la afamada escritora y de sus más íntimos complejos, que se explican tras una vida marcada por tragedias personales que la llevó a dibujar una delgada línea entre la lucidez y la locura.
El texto, escrito por Abreu, se concibe como un inventario íntimo de la autora británica, en un juego narrativo que recurre a la alteración de voces que fungen como conciencia y separan la realidad de la ficción.
C de Zarzamora
Al iniciar Jardín una voz le comenta al público que la obra que está a punto de ver consta de cinco actos y «uno de ellos es secreto». Una vez que se levanta el telón el colectivo de creación escénica C de Zarzamora combina la danza experimental, teatro físico, instalaciones digitales, música en vivo y el uso de ‘objetos que bailan’ —como máscaras y títeres—.
La trama es una gran metáfora sobre un viaje interior de la protagonista, un personaje que pierde el rumbo y rompe su ‘jardín’ para después reconstruirlo al tiempo que se reconstruye a sí misma. Este jardín es su vida misma.
“Representa un ritual donde se escriben las dificultades de atravesar los propios jardines y sembrar una semilla”, explicó al público la directora Cristina Zamora al terminar su interpretación. En ese momento, invitó a los presentes a subir al escenario del Teatro Cervantes para visitar su ‘jardín’ y ayudarle a crear nuevos jardínes en un performance interactivo. El público descubre al final, que el “acto secreto”, es en realidad trabajar su propio jardín —a modo de metáfora— una vez que sale del teatro y regresa a su vida.