- Los límites del rendimiento humano
- Para algunos especialistas, diversas modificaciones en los reglamentos deportivos intervienen con el fin de que se continúen rompiendo récords mundiales; otros opinan que el potencial es ilimitado mientras la ciencia lo acompañe
Carlos Ochoa Aranda
La llegada de los Juegos Olímpicos de París 2024 vuelve a poner en escena el intento de establecer cuáles son los límites absolutos del rendimiento humano. En este contexto, la ciencia puede ofrecer algunas respuestas sobre el tema.
Ricardo Méndez Fragoso, doctor en Ciencias, y Lázaro Morales Acosta, doctor en Ingeniería, ambos académicos de la UNAM, coinciden en que diversos factores en los reglamentos deportivos intervienen para que se continúen rompiendo récords mundiales. Por su parte, Lalu Coriolan, coordinador de diplomados de Fisiología de Adaptaciones Metabólicas en la Dirección de Medicina del Deporte de la UNAM, está convencido de que el ser humano es ilimitado mientras la ciencia lo acompañe.
La frontera de la capacidad del ser humano existe, evidentemente; sin embargo, estamos lejos de alcanzarla, explicaron Méndez y Morales. Esto se debe a la intervención de factores como la innovación en los entrenamientos, la medicina deportiva, los cambios de reglas, las cuestiones genéticas y la tecnología en materiales de vestimenta y calzado, así como en las pistas atléticas y piscinas, entre muchas otras.
Las generaciones van superando a sus antecesores y las marcas en diferentes deportes continúan y continuarán. Méndez Fragoso mencionó que algunas disciplinas deportivas experimentan con la epigenética, que es el estudio de los cambios en la función de los genes debidos al ambiente con el que interactúa, sin que se realicen alteraciones en la secuencia del ADN. Así, se puede utilizar esta rama de la ciencia para mejorar el rendimiento de los atletas a través de varias generaciones, aprovechándose de características propias que exhiben determinados genes que les puedan proporcionar ventaja competitiva en algún deporte específico.
“Se está investigando en qué medida una población acostumbrada a hacer deporte o a realizar cierto tipo de actividades transmite y mejora estas características a través de las generaciones. El ejemplo más representativo son los corredores keniatas de maratón, en quienes se ha observado cómo, a lo largo de varias generaciones, sus hijos probablemente serán también buenos corredores”, relató el físico matemático.
El profesor titular de la Facultad de Ciencias explicó que es bien conocido que las potencias mundiales en el deporte utilizan conocimientos científicos para mejorar sus rendimientos. Precisó que, inicialmente, los avances en este campo eran muy empíricos, como suele suceder en muchas disciplinas. Sin embargo, hoy en día la ciencia desempeña un papel crucial en el desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías.
“Un ejemplo notable es el uso de trajes de natación de alta tecnología, como los que imitaban la piel de tiburón, introducidos hace aproximadamente 15 años. Durante ese periodo se rompieron numerosos récords gracias a esta vestimenta. Sin embargo, posteriormente fueron prohibidos y recién ahora los nadadores están comenzando a igualar aquellos cronometrajes, lo que demuestra el impacto significativo de la investigación científica en el deporte”, describió Ricardo Méndez.
Agregó que la cuestión aquí es hasta qué punto algunos de estos avances pueden considerarse “dopaje”, ya que la línea entre innovación científica y dopaje puede ser difusa, especialmente cuando ciertos desarrollos tecnológicos proporcionan una ventaja tan considerable que terminan siendo prohibidos.
Por su parte, Lázaro Morales comentó sobre un artículo científico del Instituto de Deporte en Francia, “¿Estamos llegando a los límites del Homo sapiens?” (A. Marck, J. Antero, G. Berthelot, G. Saulière, J. M. Jancovici, V. Masson-Delmotte, G. Boeuf, M. Spedding, É. Le Bourg y J. F. Toussaint), en el que los investigadores se preguntan si el ser humano ya está llegando a los límites de su capacidad física.
El experto explicó que la reflexión se centra en la eficiencia de los movimientos y cómo esto se puede cuantificar. “En este estudio se sugiere que, efectivamente, estamos llegando al límite de lo que el cuerpo humano puede desarrollar dentro de las condiciones actuales del deporte y sus reglamentos. Esto implica que si en algún momento se modifican las reglas o las técnicas en disciplinas como el atletismo, la natación o los clavados, podríamos ver avances adicionales. Sin embargo, con las reglas y técnicas actuales, el progreso es cada vez más pequeño. Por ejemplo, en deportes de marca las diferencias en los récords se miden ahora en milésimas de segundo, cuando antes eran segundos completos”, indicó el doctor especialista en biomecánica.
En este sentido, Morales Acosta señaló que un aspecto particularmente interesante es el tiempo de reacción, que puede medirse a partir de un estímulo sonoro, visual o táctil. “En las carreras de 100 metros, los atletas están alcanzando tiempos de reacción de aproximadamente 170 milisegundos, prácticamente en el límite teórico de 200 milisegundos. Aunque hay otros factores en juego, como la estrategia y las características del deportista, los registros actuales sugieren que estamos muy cerca de los límites de la respuesta humana”.
Por su parte, Lalu Coriolan considera que “la capacidad del ser humano en el deporte es ilimitada siempre y cuando esté acompañada de la ciencia y la investigación”, y este hecho representa una gran responsabilidad para con el atleta.
El especialista afirmó que un atleta de alto rendimiento es “un paciente en estado crítico”, ya que las exigencias a las que es sometido pueden ser extremas si no se cuenta con el desarrollo técnico de laboratorio. Los atletas deben poseer cualidades fuera de lo común, con límites muy elevados, y por consiguiente necesitan un cuidado de su salud de manera específica.
El caso Usain Bolt
Méndez Fragoso recordó al jamaicano Usain Bolt, quien para muchos ya marcó el límite en los 100 metros planos con su registro de 9.58 segundos en Berlín 2013.
“Bolt es un atleta excepcional con características únicas. A diferencia de los corredores típicos de 100 metros, que suelen ser musculosos y de estatura promedio, Bolt es notablemente más alto, lo que le proporciona una ventaja en su zancada. Sin embargo, su altura también exige un entrenamiento más complejo. No todos los atletas altos pueden alcanzar la velocidad y eficiencia de Bolt, debido a las diferencias en las necesidades de entrenamiento y características corporales”, acotó Ricardo Méndez.
Restricciones biológicas
En un artículo científico de la American Scientific, titulado “¿Hemos alcanzado los límites atléticos del cuerpo humano?”, de igual forma las opiniones de los especialistas son diversas.
Al hablar del récord mundial de Usain Bolt, los científicos creen que estamos cerca de los límites fisiológicos del rendimiento humano. El biólogo de Stanford, Mark Denny, sugiere que algunas disciplinas deportivas ya han alcanzado su máximo potencial debido a restricciones biológicas.
Por otro lado, Peter Weyand, de la Universidad Metodista del Sur, argumenta que aún no se han alcanzado los límites. Destaca dos vías principales para mejorar la resistencia: incrementar la cantidad de sangre bombeada por el corazón o aumentar la concentración de oxígeno en la sangre, como ocurre con el dopaje sanguíneo.
Estima que aún hay margen para mejorar mediante avances científicos y tecnológicos, aunque esto plantea dilemas éticos. Weyand destaca el potencial de las mitocondrias en optimizar la capacidad atlética, y menciona que las tecnologías de edición genética, como CRISPR, podrían desempeñar un papel importante en el futuro del deporte.
Piscinas rápidas y lentas
En tanto, otro “superhombre” como Michael Phelps en la natación también tuvo condiciones que le favorecieron en sus registros. Sin embargo, a diferencia de Bolt, actualmente estos récords están siendo superados. Méndez Fragoso mencionó que la resistencia al agua siempre será un factor importante, lo que ha llevado a cambios en el diseño de las piscinas.
En la actualidad se distingue entre piscinas rápidas y lentas. Estas últimas, típicas del siglo pasado y antes del año 2000, eran cerradas y generaban más resistencia. En contraste, las piscinas rápidas están diseñadas de manera que el agua llega a la orilla con una pequeña inclinación y tiene rejas. Estas características permiten que el agua fluya y no rebote, mejorando así el rendimiento de los nadadores al evitar que sientan las olas que ellos mismos generan.
Además del diseño de las piscinas, Méndez Fragoso destacó otros factores como la temperatura del agua y ciertas técnicas de preparación que también influyen significativamente en el rendimiento de los nadadores.
Lázaro Morales precisó que la pregunta sobre si existen límites en el deporte permite reflexionar, especialmente en el ámbito de la competencia. Según él, esta interrogante representa una gran oportunidad para que el ser humano demuestre su capacidad de evolución. Aunque no se esperen grandes diferencias en las marcas para romper récords, esto seguirá ocurriendo gracias a la integración de nuevas tecnologías durante la preparación de los deportistas. Esto, a decir del ingeniero, será crucial para diferenciar a aquellos que tienen acceso a estas tecnologías y podrán obtener ventajas competitivas.
Morales Acosta concluyó que el “espíritu del ser humano está constantemente evolucionando y es difícil predecir que hemos alcanzado los límites cercanos”.
FUENTE: UNAM