FALLECIÓ JOAQUÍN BADILLO SANDOVAL

·         Le cambio el rostro al futbol mexicano

 

Héctor Larios Proa

Ciudad de México, 13 febrero 2024.- Joaquín Badillo Sandoval directivo de fútbol mexicano falleció a la edad de 95 años en la Ciudad de México, deja un legado importante en el futbol. Fiel creyente del talento en los jóvenes, aprovechó todos los espacios para el desarrollo del balompié nacional.

Joaquín Badillo Sandoval, nació en Ciudad del Carmen, Campeche, hombre extrovertido y facilidad de palabra, combinó su pasión y determinación para lograr sus metas. Con ideas claras y una capacidad de gestión convenció a más de uno para apoyar al futbol amateur.

Logró instrumentar un programa deportivo, Selección Amateur, que viajó por el mundo, aprendió a competir y ganar torneos.

Incursionó por primera vez en el futbol como delegado en la Liga Interclubes en 1966, un año después fue delegado del Club Poza Rica, de la 2ª. División Profesional ante la Federación Mexicana de Futbol (FMF), con su ímpetu natural se abrió paso como directivo.

En 1969, fue nombrado Vicepresidente del club Torreón de la 1ª. División profesional, con paso meteórico integra la Comisión Reestructuradora de la 2ª. División, en 1970, al lado de Jesús Álvarez.  

Su capacidad de gestión lució en todas las ramas del futbol, y fue llamado para colaborar en la comisión reestructuradora del sector amateur, de la FMF en febrero de 1971.

De forma rápido conoció la ingeniería institucional, su capacidad de lograr consensos y su tacto político logra la presidencia de la Asociación de Futbol de Campeche, requisito para ser presidente de dicho Sector, nueve meses después es electo presidente del sector Amateur, y Vicepresidente de la FMF.

A su llegada retoma dos proyectos la Selección Juvenil y la Capacitación. Se apoya en la entonces Comisión Técnica integrada por Diego Mercado, Ángel Escandón y otros destacados entrenadores de la época.

Entre sus primeras acciones esta la inclusión del futbol femenil en la FMF, en 1972.

Da continuidad a la selección juvenil, que había ganado el torneo de Concacaf en Cuba en 1970, y es la base para armar el representativo mexicano para Panamericanos en Cali 1971, y Juegos Olímpicos en Munich 1972.

Sin presupuesto gana la calificación a la olimpiada, y una ola de críticas por llevar a unos muchachos del llano a competir en la justa atlética.

Su carácter indomable lo llevó a defender el proyecto ante la prensa y federativos que querían incorporar jugadores profesionales, ante la incertidumbre y dudas federativas, protegió al futbolista amateur. Su exigencia se trasladó a la cancha donde entrenadores y futbolistas en ciernes tejieron esfuerzos hasta convencer a propios y extraños, logrando el 6º. Lugar, con actuaciones sobresalientes que llamaron la atención más allá de las fronteras.

En la prensa deportiva se llenaba de elogios ante la hazaña de enfrentar de tu a tu a equipos europeos y ganar por primera vez en el extranjero. La generación Olímpica del 72, con los Trejo, Álvarez, Martín del Campo, Rico, Trejo, Manzo, Cuéllar, y compañía abrieron la puerta a cientos o miles de jóvenes que encontraron una forma de cumplir sus sueños de gloria.

Por fin, había una estructura deportiva que permitió impulsar al talento nacional, que vieron a jóvenes del llano convertirse en estrellas de balompié nacional, y cambiarles la vida.

Así, los Badillo Boy´s, con sus triunfos le dieron nuevo rostro al futbol mexicano en la década de los años setentas.

La siguiente generación recogió los frutos de sus antecesores. Joaquín Badillo perfeccionó el proyecto buscó más apoyos. Además del soporte del Comité Olímpico Mexicano, que otorgaba hospedaje, alimentación, indumentaria y transporte para una preparación permanente durante el ciclo olímpico.

De forma paralela impulsó los cursos de entrenadores y arbitraje en todo el país, generando una red de buscadores de talento.  Llegaron a México, entrenadores de clase mundial para impartir sus conocimientos. Incluso impulsó a jóvenes reporteros de los diarios deportivos más importantes.

Otra de las claves de su éxito fue llevarlos a competencias de alta exigencia. Tres generaciones participaron en 153 partidos internacionales. Las selecciones amateurs aprendieron a competir, dando satisfacciones importantes al deporte nacional. Lograron 92 partidos ganados, 29 empatados y 32 perdidos. Solo una derrota en territorio nacional.

Aprendieron a ganar.

Lidereó al primer grupo a Europa 1972. Gestionó la invitación a reconocido torneo de Cannes en 1974, al no contar con presupuesto, ofreció su casa como aval en una agencia de viajes para los boletos de avión. Los mexicanos regresaron con invitación para el siguiente año por su juego técnico, abierto y su disciplina. Al año siguiente fueron campeones del mundo, como era considerado el torneo de Cannes, Francia. Llegaron más invitaciones para Toulón, Viareggio, y otras competiciones. Oro Panamericano en 1975, bicampeones de Concacaf.

Cientos de jóvenes portaron con orgullo la casaca nacional, decenas llegaron al futbol profesional y varios fueron estrellas. Generación Montreal 1976, Víctor Rangel, Hugo Sánchez, José Luis Caballero, Eduardo Rergis, Ernesto De la Rosa, los hermanos Gómez, Héctor Tapia, Rafael Toribio, Guillermo Cosío, López Malo, Carlos García, Alfredo Navarrete, Mario Carrillo. De la generación 1980 destacó Carlos Hermosillo, entre muchos más.

Por su trayectoria fue designado Miembro Permanente del Comité Olímpico Mexicano. Fue directivo del Club Atlante, y en la Comisión de Box del D.F.

Joaquín Badillo Sandoval, líder supo dirigir un equipo de trabajo. Defendió los intereses de los jóvenes mexicanos, apoyó a sus entrenadores, sin entrometerse en decisiones técnicas. Deja como legado las directrices para un futbol mexicano competitivo y ganador. Gracias.

Descanse en paz