Pedro Peñaloza
“Todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito”.
Truman Capote
Los cálculos originales de López Obrador han sufrido un vuelco. Su esquema de la alianza opositora era: un candidato presidencial proveniente de las burocracias partidarias. Se equivocó. Paradójicamente, su soberbia provocó una candidata que no estaba contemplada en el tablero político. Aquel desplante de cerrarle las puertas de Palacio a una Senadora que pretendía ejercer su derecho de réplica, en la liturgia matutina, fue uno de los detonantes para que hoy Xóchitl Gálvez, en dos meses, sea una candidata posiblemente competitiva.
La reacción del presidente fue de descontrol al perder su lugar en la conversación pública y, después, con abierto enojo, lanzó una campaña para atacar la vida personal y socavar los méritos de la hoy candidata. Penosamente, para el inquilino de Palacio, los reflectores estuvieron en la precampaña del frente opositor, dejando en páginas interiores y noticias secundarias los recorridos aburridos de los suspirantes oficiales.
De poco sirvió poner a funcionar la maquinaria de gacetilleros oficialistas que buscaban descalificar a Xóchitl y llenarla de lodo. No olvidemos las pruebas ilegales “hechas llegar” anónimamente a Palacio, mostrando la desesperación del gobierno y evidenciando que en la carrera presidencial se vale de todo para conservar el poder.
El tabasqueño sabe que la irrupción de Xóchitl como candidata del frente opositor es una pieza que faltaba para la polarización que se avecina y que no estaba en el libreto. Ahora, únicamente faltaría el ungimiento de la aburrida favorita del presidente (al momento de entregar estas notas, no tenemos noticia aún del ganador en Morena). A menos que Ebrard se hubiese rebelado, todo será festejo en el morenismo y la anunciada entrega del “bastón de mando” estará llena de confeti y mucha demagogia.
Tengamos cuidado. Falta mucho para apuntalar la candidatura de Xóchitl Gálvez. Los partidos pueden ser estorbos y lastres para ganar adeptos. Su ambición para obtener canonjías parlamentarias puede dinamitar una campaña con perfil ciudadano, inclusivo y de masas. El discurso fresco y atractivo de la hidalguense no es suficiente para atraer a franjas del electorado que no se conforman con frases fatuas y ocurrentes. Especialmente en los sectores universitarios e ilustrados. Por ello, se necesita claramente construir una propuesta integral alternativa a las políticas dominantes del obradorismo, sin titubeos ni medias tintas.
No perdamos de vista que vendrá una ofensiva de Estado encabezada por quien será el coordinador de la campaña oficial: López Obrador. Un proceso imbuido de enormes recursos económicos públicos y publicitarios. De ese tamaño es el reto. Mucho cuidado con los oportunismos y sobreestimaciones.
@pedro_penaloz