Ximena Escalante es dramaturga, directora escénica y docente. Su trabajo ha alcanzado reconocimiento nacional e internacional. Ha recibido diversos reconocimientos y estímulos como el Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón, la beca de la Rockefeller Foundation, la beca Guggenheim, y ha sido parte del Sistema Nacional de Creadores, por mencionar solo algunos.
Escalante estudió la licenciatura de Escritura y Ciencias Teatrales en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) de Madrid. También realizó estudios de dirección de escena en el Centro Universitario de Teatro y talleres en la Escuela de Escritores de la Sogem.
Para hablar de su fructífera carrera, platicamos con la autora de obras como Freda y otras griegas, Andrómaca Real, Electra despierta, Neurastenia, Las relaciones (sexuales) de Shakespeare (y Marlowe), Tennessee en cuerpo y alma, Grito al cielo con todo mi corazón y Éxtasis Medea, entre otras.
Me recuerdo pensando en hacer teatro
La dramaturga y directora creció en una familia de teatro, en espacios rodeados de elementos teatrales. Criarse en un ambiente de teatro fue determinante para ella, “hasta donde yo me acuerdo de mí misma, siempre me recuerdo pensando en hacer teatro”, nos confiesa.
Si bien desde muy pequeña tomó clases de actuación y pensaba en ser actriz, nos cuenta, en realidad siempre lo que hizo -incluso antes de leer y escribir- fue crear historias. En este sentido, recuerda, “tardé mucho en entender que en realidad lo que a mí me interesaba era la dramaturgia, la escritura de teatro, muy por encima de la actuación y la dirección”.
Ximena Escalante inicia su formación profesional en el Centro Universitario de Teatro, donde estudia dirección de escena y forma parte de la primera generación de la Escuela de Escritores de la Sogem. También toma talleres de dramaturgia con figuras como Hugo Argüelles, Vicente Leñero y Jesús González Dávila.
El entorno en que crecí y mi vocación se han llevado bien
“Llegó un punto en el que decidí hacer una educación más formal, fue cuando me fui a vivir a España, y ahí hice la carrera de dirección y también de dramaturgia”, señala. En este sentido, explica que no es que en México la formación no fuera formal, sino que en ese entonces en el CUT o en la Escuela de Escritores la formación duraba dos años, a diferencia de la RESAD que la carrera duraba 5 años. “Me parece que toda formación artística, como cualquier otra formación, requiere tiempo, dos años no son suficiente, se necesita realmente tiempo”, subraya.
Al realizar sus estudios en España, Escalante logra combinar la dramaturgia y la dirección. Sin embargo, al ser madre, la dramaturgia se convierte en su actividad principal porque le permitía hacer las dos cosas: escribir teatro y cuidar a sus hijos.
Al respecto, explica, “tengo una pasión muy fuerte hacia la dirección de escena, pero no es una actividad a la que me pueda dedicar constantemente, debido a que mi trabajo como dramaturga me demanda muchísimo tiempo”. Sin embargo, agrega, actualmente se encuentra en un punto de su vida en el que puede equilibrar tiempos y espacios entre la escritura, la docencia y la dirección de escena. En resumen, nos dice riendo, “el entorno en que crecí y mi vocación se han llevado bien”.
El teatro es en la vida de nuestra entrevistada, un quehacer cotidiano, tanto escribiendo, dirigiendo y enseñando : “Todos los días hago teatro”, apunta. El teatro es para ella, nos dice, “un propósito de vida, un quehacer, un propósito, y el sentido de mi vida”.
En momentos de grandes crisis en mi vida, la mitología me ha salvado
La obra de Ximena Escalante, en gran parte, ha girado en torno a la reinvención y en revistar textos clásicos y mitos. Así como a indagar en la biografía y los procesos creativos de escritores y creadores.
Al cuestionar sobre cómo nace su interés por estos temas, destaca que no tiene una respuesta, pues esto se va dando en el proceso de la creación. Desde muy pequeña, rememora, la mitología era un tema que la atrajo, “siempre ha sido una obsesión en mi vida, desde muy niña hasta la fecha”.
Se trata de un tema inagotable, en el cual, destaca, entre más se adentra y descubre, más son sus ganas de continuar buscando y reconociendo. “Me atrevería a decir que en momentos de grandes crisis en mi vida, la mitología me ha salvado. Recurrir al estudio de la mitología, y escribir con lo que investigo me ha salvado la vida”, afirma.
Sobre los textos literarios, explica: “Toda obra literaria tiene algo de mítico, es decir, es algo que sucede [… ] Por ejemplo, las obras de Shakespeare, las obras de Ibsen, que son los autores con los que yo he trabajado, crean una historia que también ha sido basada en otra historia o que también ha sido recuperada de una leyenda o de un mito. Ellos crean su propia versión de las cosas”.
A su vez, nos dice, esta versión también puede ser versionada. Para la autora y directora de Éxtasis Medea, tanto la literatura como la mitología no están terminadas. “Son hilos que se pueden seguir deshebrando y podemos hacer con ellos lo que queramos”, reflexiona, “ese es el sentido del mito y de la literatura, que podemos jugar con ello”.
Demostrar que tenía esa capacidad encima de todo
Sobre el inicio de su carrera y las dificultades que en la dirección escénica enfrentan las mujeres, nos dice que está convencida de que sí cuesta más trabajo. Como ejemplo, nos narra que en la carrera en el CUT sufrió un doble bullying por ser precoz en su formación y por ser mujer. Sus compañeros le apodaban “El niño”, nos dice, porque quería hacer una profesión predominantemente masculina.
Más tarde, Ximena Escalante se enfrentó a la desvalorización de su trabajo. En este sentido, recuerda, en muchas ocasiones la fuerza de su trabajo y sus éxitos fueron cuestionados por algunos colegas hombres, quienes asumían que se debían al atractivo sexual. “Este tipo de cosas nos pasan a todas las mujeres seamos sexys o no. Una mujer cuando de alguna manera tiene un posicionamiento o va tomando cierta ventaja, hasta hace algunos años, siempre se dudaba que sus éxitos y sus logros no se hubieran vinculado a dar favores”.
Esto, en su caso, nos dice, no fue así: “He sido mujer de muy pocas parejas, muy dedicada a mi trabajo y a mi familia”. Esta visión que desvaloriza, nos confiesa la directora y dramaturga, fue algo duro al inicio de su carrera. Ahora, destaca, está en una edad en la que el reconocimiento y los éxitos han sido conquistados por ella y por otras mujeres a partir del trabajo.
Otro reto que ha tenido que enfrentar la directora es que mientras que los hombres no tenían que demostrar nada, las mujeres debían demostrar que eran inteligentes y que tenían capacidad. Había que demostrar que las cosas se conseguían no por favores o por atractivo, sino por capacidades, “ tenía que demostrar que tenía esa capacidad encima de todo”.
A una mujer de la fortaleza y la magnitud de Medea se le acuchilló en su punto más débil
En Éxtasis Medea, Ximena Escalante reivindica y defiende a la Medea original. Sobre este tema señala que en su idea, la acusación de que Medea mató a sus hijos es un linchamiento social, “como muchos linchamientos que se han creado en distintos momentos históricos”.
La acusación, explica, surge de que se trataba de una mujer independiente, libre y que decide, lo cual la hacía una mujer peligrosa. ¿Cómo tratar a una mujer peligrosa?, pregunta la directora, a lo cual responde: “Acusándola en su punto más débil, y este punto, en el caso de Medea son sus hijos”. Al respecto, reiteró, que a una mujer de la fortaleza y la magnitud de Medea se le acuchilló en su punto más débil, cuando en realidad fue la ciudad de Corinto quien mató a sus hijos para limpiar su fama lanza la acusación en contra de ella.
Los próximos proyectos de la autora son el resto de la tetralogía de la que forma parte Éxtasis Medea. Nos adelanta que el texto sobre Clitemnestra está listo y próximamente la comenzará a preparar el montaje, estrenando posiblemente en enero. El nombre de la obra será Éxtasis puro. Además, agrega, están en camino también las versiones de Helena y después la de Yocasta.
Teatralidad cruda
Éxtasis Medea, destaca su autora y directora, ha tenido un recibimiento que la tiene sorprendida, pues han tenido el teatro lleno. Se trata, considera, de una obra polémica con muchas capas de discusión.
Por un lado, dice, está la revisitación de la idea original de que Medea no mata a sus hijos, lo cual sorprende a mucha gente. Otro aspecto polémico es el tema de la sororidad. Al respecto, señala Ximena, rescató la parte del mito en que Medea ejecuta a Creúsa, lo cual en un momento en el que“ los feminismos son tan fuertes, expongo la crueldad de una mujer hacia otra mujer”.
Finalmente, nos habla del montaje en sí. Esta puesta en escena tiene un estilo de teatralidad cruda, con el cual la autora y directora expresa lo que para ella es un montaje griego. El espectador se encuentra con una caja negra con piso reflejante que magnifica todo, ahí las actrices no tienen posibilidad de esconder nada. “Todo es transparente, crudo y grotesco”, nos dice, a esto se suma la iluminación que “no permite distraerse con nada”, más que fijar la atención en Carolina Politi y Ximena González Rubio, quienes interpretan la obra.
El teatro debe de ponernos en una situación de incomodidad
La autora señala que estos elementos pueden resultar, para algunas personas, en una puesta en escena incómoda. “Soy muy consciente que el espectador recibe un impacto de incomodidad”, apunta. Esta incomodidad, reflexiona, puede resultar fascinante para algunas personas, y para otras puede ser casi insoportable.
Sobre este punto, Ximena Escalante destaca que esto ella lo ve como un logro, pues, afirma, “creo que el teatro debe de ponernos en una situación de incomodidad, de reflexión y de discusión”.
Asimismo, destaca que en la temporada de Éxtasis Medea han logrado tener un público muy diverso. Esto, dice, es algo que debe suceder en el teatro, tener variedad de públicos y no un público determinado. Esta obra, esta obra, nos dice, eso ha sucedido, lo cual la tiene muy contenta.