Pedro Peñaloza
“La simulación de la humildad es la más grande soberbia”.
Agustín de Hipona
Ni duda cabe, lo vivido en los últimos días en Nuevo León es la estampa de la crisis y descomposición de una corriente política que había enarbolado la bandera del “cambio” y la “frescura” en la política. En efecto, la locuaz actuación del gobernador Samuel García y su esquizofrénico comportamiento únicamente confirmó que la fallida candidatura presidencial tenía como propósito confundir al electorado acerca de una presunta opción “distinta” a las ya conocidas.
Ahora, ha quedado claro que el joven imberbe no representa nada distinto, es más de lo mismo, se presentó envuelto en un celofán ficticio y llamativo para incautos, potenciado por las redes, donde la fama y el entretenimiento suplantan a las ideas. En su intento por ir a la presidencia (prometió reiteradamente que no lo haría), reflejó su improvisación y nulo conocimiento de las leyes de su propio estado.
Hipnotizado por el canto de las sirenas, intentó sin éxito imponer a un incondicional en el gobierno neoleonés y ser aprobado sin problema por el congreso, cuando en su campaña y durante su encargo se ha dedicado a insultarlos, con la perorata de que él es diferente y aquellos representan la corrupción. Fue absurdo su intento.
Después de este batidillo, la crisis se trasladó a Movimiento Ciudadano. A seis meses de las elecciones no tiene candidatura presidencial y su discurso de una supuesta “nueva política” ha quedado exhibido. Por su parte, Dante Delgado, propietario del partido naranja, sabiendo que no iba a ganar, buscaba apropiarse de la mayoría de votos de esa clase media que pudiera robarle a Xóchitl Gálvez, para colocar diputados, algunos senadores y seguir incrementando la bolsa de su presupuesto.
Otro elemento del desastre de Samuel vino desde Palacio Nacional. La candidatura del gobernador de Nuevo León fue impulsada por López Obrador, el cual sabía que el afectado era el frente amplio, ya que Sheinbaum no resulta atractiva para una parte de la pequeña burguesía que no está prisionera del clientelismo ni el corporativismo, que son binomio sustancial de la hegemonía obradorista. De esta forma, teníamos un guion escrito a dos manos.
El panorama se torna muy complejo, Dante luce vulnerable con la pérdida de su candidato y tendrá que negociar con las corrientes de su partido, especialmente con el grupo Jalisco. Así, termina el grotesco episodio de un candidato y su partido que se ufana de ser la “tercera vía” y únicamente se evidenciaron como una secta soberbia. Es tiempo de polarizar entre las dos opciones.
@pedro_penaloz