Uriel Flores Aguayo
Comentar la vida pública de nuestra Xalapa, va más allá de la coyuntura política; en ese terreno abundan las especulaciones y tajantes afirmaciones por hora. Hay mucho más antes y después de la política y las grillas. Tomo dos casos como muestra de lo que pasa en Xalapa, y que merecen nuestra atención:
En los últimos días se han manifestado como protesta en CMAS vecinos del fraccionamiento “Terranova” ubicado en el municipio de Emiliano Zapata, conurbado a Xalapa. Exigen contratos de agua amparados en un convenio entre ambos ayuntamientos, que no se conoce públicamente, obteniendo una negativa como respuesta. Es lógico que les digan que no hay agua suficiente porque no alcanza para Xalapa. Les dicen la verdad. Habría que saber en qué condiciones y términos Xalapa dota de agua a la zona conurbada de Emiliano Zapata. Al menos es curioso que aquel Ayuntamiento autorice y cobre nuevos y gigantescos fraccionamientos sin considerar la factibilidad de agua. Es algo extraño que, sin planeación y rigor de desarrollo, aumenten su población y la dejen al garete. Mucha responsabilidad en la actual situación tiene la empresa inmobiliaria, construyendo casas sin límite con mero afán mercantil. Ella vende, gana y nos avienta el problema a Xalapa. Qué fácil lo hacen todo. Recuerdo que cuando se inició la construcción de ese fraccionamiento los pobladores de esa zona protestaron ante la obvia amenaza de futura falta de agua. Tanto el Ayuntamiento como el gobierno estatal los menospreciaron y amenazaron. Ahí están las consecuencias.
Ese modelo de expansión de las viviendas rompe con el crecimiento normal de nuestra región, no obedece a una tendencia natural en el incremento de la población. La oferta de casas atrae a personas de otras regiones del estado y el país. En gran medida es un crecimiento artificial. El problema es que tanto aquel Ayuntamiento como la empresa actúan irresponsablemente y, si se escarba un poco, con signos de corrupción. Ahora tenemos un problema que pudo haberse evitado. La falta de agua suficiente para Xalapa nos coloca en una situación frágil y de emergencia, con protestas no habrá más agua. Exijamos que de la cara el presidente vecino acompañado de la empresa, y que solo se les comparta agua hasta cierto límite.
La otra estampa tiene que ver con la protesta de alumnos coordinados por Antorcha Campesina, que exigen 15 autobuses para asistir al estado de Puebla, a unos festejos de su organización. Además de lo nocivo en que un grupo político controle a escuelas está el problema de pelear recursos que apenas alcanzan para las obligaciones sustanciales del Ayuntamiento. No es justo ni sano que se adopten medidas de presión que afectan a la ciudadanía y que pretenden extraer dineros públicos que deben emplearse en asuntos mayores.
Ahí están dos estampas que ameritan opiniones colectivas y definiciones oficiales.
Recadito: ojalá el Alcalde Islas sea firme en la defensa de los recursos de Xalapa.