DEPRESIÓN EN ADOLESCENTES DIFICULTA SU ÉXITO EN LA ESCUELA

  • María Elena Medina-Mora Icaza, Sofía Rivera Aragón y Alejandra López Montoya comentaron acerca del estudio “Age of onset and cumulative risk of mental disorders: a cross-national analysis of population surveys from 29 countries”

 

La violencia en sus diferentes manifestaciones es el principal problema por el que adolescentes y adultos requieren de apoyo psicológico, lo cual se repite en México y otras partes del mundo, según revela un estudio internacional en el cual participaron 29 países, entre ellos el nuestro.

 

Al intervenir en el Coloquio de los Centros de Formación y Servicios Psicológicos: Atención a la Salud Mental a través de la Práctica Supervisada, organizado por la Facultad de Psicología (FP), su titular, María Elena Medina-Mora Icaza, agregó que colaboraron 123 mil encuestados y los resultados fueron publicados recientemente en la revista internacional The Lancet Psychiatry.

 

En su charla “Salud mental en estudiantes universitarios” la doctora en Psicología Social por la UNAM detalló que el objetivo del trabajo, coordinado por la Universidad de Washington, fue conocer los aspectos actuales relacionados con la salud mental, cómo afectan a los estudiantes y cómo fortalecer la atención.

 

El estudio “Age of onset and cumulative risk of mental disorders: a cross-national analysis of population surveys from 29 countries” mostró que, si bien hay diferencias sobre índices de violencia en las naciones y el número de suicidios, existe una media de casos que es muy parecida entre ellas.

Encontramos que la prevalencia de vida de cualquier trastorno para los hombres fue 28.6 por ciento y para las mujeres de 29.8 por ciento; mientras ellas tienen más ansiedad y trastornos de afecto, los varones presentan problemas de conducta o por abuso de substancias, comentó Medina-Mora Icaza.

 

Para complementar el análisis, la investigadora emérita por el Sistema Nacional de Investigadores encabezó un estudio longitudinal para evaluar qué ocurre con los adolescentes de 12 a 17 años, el cual manifestó que para 50 por ciento la enfermedad se presentó en las primeras dos décadas de vida.

“Quiere decir que sabemos muy pronto cuando los chicos van a tener problemas, y las vicisitudes que llevan al riesgo de enfermedad, son cosas que se pueden predecir y prevenir. ¿Cuáles son estas? Que tienen que enfrentar la violencia en todas sus formas (negligencia, ser testigos o víctimas de violencia sexual, etcétera). Esto aumenta el riesgo de cualquier enfermedad, por ejemplo la conducta criminal de los padres incrementa el riesgo de que los adolescentes usen drogas. También encontramos que la situación socioeconómica no tenía tanto peso, sino la violencia”, puntualizó.

 

Al unir los datos con la encuesta mundial, se observa que en el caso de ellas la violencia de género es la que ocasiona, en primer lugar, estrés postraumático y, aunque en los hombres también se reporta, es menos frecuente y consistente, pues en el hogar todo el tiempo las afecta más; aunque los secuestros también tienen un lugar significativo.

 

“Es interesante que en todo el mundo fueron las dos condiciones; se incluyó población que vive en guerra y, sin embargo, la violencia relacionada con género seguía siendo el primer lugar; cuando hay zonas de alto nivel de violencia (no solo de guerra, sino aquellas donde impera el narcotráfico y agresión normalizada) el feminicidio y la violencia contra las mujeres aumenta”.

 

Medina-Mora Icaza destacó que uno de los hallazgos esenciales es que si un adolescente se deprime es muy probable que no logre tener éxito en la escuela, cualquier persona en esa condición es difícil que siga estudiando.

 

El problema, añadió, es que nuestro país es el que menos atención especializada ofrece a los pacientes con solo 4.3 por ciento, mientras que en naciones como Estados Unidos acude a consulta psicológica hasta 20 por ciento de la población.

 

En adolescentes tenemos muy poca asistencia y parte de las razones se relacionan con el prejuicio de que los problemas se asocian con la adolescencia y no se les da importancia. Si uno está enojado o encerrado en su cuarto decimos que “tiene la mecha corta” y no se le atiende, ejemplificó.

 

La profesora de las facultades de Psicología y Medicina de la UNAM indicó que es necesario trabajar en cómo enseñarles, al igual que a los jóvenes, a pedir ayuda, y ante los problemas actuales se vuelve elemental.

 

Señaló que la pandemia trajo como consecuencia que la gente se interese más en solicitar tratamiento, una oportunidad que no se debe desaprovechar.

 

Esta medida debe venir acompañada con un tamizaje a la población para ver quién tiene problemas o riesgo y que se le atienda lo antes posible. “Trabajar por esos cambios en el sistema de salud es una oportunidad que tenemos muy importante”, enfatizó.

 

Momentos antes, la secretaria General de la FP, Sofía Rivera Aragón, y la coordinadora de los Centros de Formación y Servicios Psicológicos, Alejandra López Montoya, inauguraron el encuentro en reconocimiento a quienes trabajan en formar a los alumnos y prepararlos con calidad.

 

López Montoya recordó que, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud, más de 450 millones de personas en el orbe presentan condiciones de salud mental, y la atención adecuada es esencial para su bienestar y la de sus comunidades.

 

FUENTE: UNAM