- Canto, baile y tradición acompañaron el primer recorrido del 52 FIC
- El convite oaxaqueño prepara los escenarios para la 52 edición del Festival Internacional Cervantino
Guanajuato, México 11 octubre de 2024.- El pasado jueves el convite tomó las calles de Guanajuato. En un guiño con la Guelaguetza, en esta ocasión, el Festival Internacional Cervantino (FIC) celebró este espectáculo en la alborada de su inauguración. En la tradición oaxaqueña, esta actividad anuncia el inicio de las festividades el domingo previo al “lunes del cerro».
Durante esta edición, que tiene a Oaxaca y a Brasil como invitados de honor, el Cervantino pudo conocer de cerca toda la fiesta previa que se vive año con año en Oaxaca.
“Esto es lo que es Oaxaca. Conocerlo de raíz y que pueda recorrer Guanajuato es fantástico”, destacó la directora del Festival, Mariana Aymerich Ordoñez, al encabezar la celebración.
En esta ocasión el convite partió del Jardín Embajadoras y culminó en la explanada de la Alhóndiga de las Granaditas. Todo se desarrolló en una atmósfera de música, folclore y muestras de las tradiciones que forman parte de la cultura de las 16 etnias y el pueblo afromexicano, que conforman las raíces de Oaxaca.
Al igual que sucede con la Guelaguetza, en esta ocasión participaron más de 500 artistas, bailarines y músicos que también formarán parte de la presentación del espectáculo que podrá ser disfrutado durante la inauguración del 52 FIC este viernes.
En el recorrido estuvieron presentes todas las delegaciones participantes de la Guelaguetza, desde las Chinas Oaxaqueñas, hasta Putla Villa de Guerrero, haciendo gala de sus tradiciones, trajes típicos y música.
Los habitantes de Guanajuato junto al público que ha llegado a la ciudad para disfrutar de la fiesta del espíritu, se agolparon en las calles a lo largo del recorrido para poder llevarse un pedacito de la fiesta del convite.
Esta es una celebración que incluye al público como parte activa de su recorrido. Por lo que los convidados —como se le denomina a los asistentes— cantaron, chiflaron, bailaron y zapatearon durante las poco más de dos horas que duró el recorrido.
La calenda o convite como se le conoce principalmente en la zona de los Valles Centrales, es una tradición que acumula varios siglos de existencia. Sus inicios se remontan hasta el período colonial, cuando los españoles la introdujeron como un preámbulo o anuncio de las celebraciones religiosas en la zona.
En aquellos tiempos consistía en un baile carnavalesco que a modo de comparsa llamaba a los vecinos para unirse al contingente, quienes alegres recorrían las calles invitando, a su vez, a otros a su paso. La calenda terminaba por lo común en el atrio de la iglesia del pueblo o en la casa del vecino elegido como mayordomo para ese año.