AYER, HOY Y MAÑANA

UNO MENOS

Salvador Farfán Infante

Hay dos días de cada semana que no deben preocuparnos; dos días que no deben causarnos ni tormento ni miedos:

Uno es AYER, con sus temores e inquietudes, con sus flaquezas y desvíos, con sus penas y tribulaciones. AYER se marchó para siempre y está fuera de nuestro alcance. Ni siquiera el poder de todo el oro del mundo podría devolvernos el AYER; no podremos borrar ni una sola palabra de las que AYER dijimos. AYER se marchó para siempre.

El otro día que no debe preocuparnos es MAÑANA. Está cerca, pero no pueden sus vicisitudes, adversidades y dificultades mortificamos; ni tampoco sus halagadoras promesas y lúgubres decepciones. MAÑANA está fuera de nuestro alcance. MAÑANA saldrá el sol, ya para resplandecer en un cielo nítido o para esconderse tras densas nubes, pero saldrá. Hasta que no salga no debemos disponer de MAÑANA, porque MAÑANA está por nacer.

Sólo nos resta un día: HOY.

Cualquier persona puede enfrentarse a sus problemas de un solo día y mantenerse SOBRIA. Cuando agregamos las cargas de esas dos eternidades, AYER y MAÑANA, es cuando caemos en un estado depresivo y tomamos la primera copa.

No son las cosas de HOY las que nos vuelven locos. Lo que nos enloquece y nos lanza a la bebida es el remordimiento y la amargura por algo que aconteció AYER, el miedo por lo que sucederá MAÑANA.

Por lo tanto, vamos a conformarnos con vivir un solo día a la vez y nos mantendremos SOBRIOS. Un miembro de A.A. nunca hace la promesa de que no volverá a tomar en lo que le resta de vida. No sabe si beberá MAÑANA, pero si puede abstenerse de tomar durante las veinticuatro horas del día de HOY.

Por una parte, el día de AYER ya paso; por la otra, nadie sabe lo que sucederá

MAÑANA. En consecuencia, lo que está en sus manos es tratar de no beber las veinticuatro horas del día de HOY. Estas veinticuatro horas llegan sumar días, semanas, meses, años… ¡Toda una vida!

Fuente: Hojas Sueltas, A.A.