Humberto Alfie
Agencia Reforma
París, Francia 12 agosto 2024.- La llama llegó desde el Jardín de las Tullerías en una linterna que llevaba el ídolo francés Léon Marchand, y varios atletas la apagaron con un soplido para clausurar los Juegos Olímpicos de París.
El Stade de France se transformó en un teatro, un tributo a la creación de los Juegos desde 1896. Los aros olímpicos cobraron vida y se elevaron en medio del estadio, por encima de 205 delegaciones y 9 mil atletas como testigos.
Durante 17 días, el corazón de Francia latió en la Torre Eiffel, el Palacio de Versalles, la Plaza de la Concordia, el Grand Palais, Los Inválidos, el Trocadero y el Río Sena.
Fueron los Juegos Olímpicos de la gente y cobraron mayor valor porque la anterior cita en Tokio estuvo marcada por la ausencia del público debido a la pandemia de Covid.
Serán recordados como los Juegos del regreso de Simone Biles, los Juegos del récord de Armand Duplantis, los Juegos de la igualdad, los Juegos de la reverencia a la estrella brasileña Rebeca Andrade, los Juegos de la despedida de Rafael Nadal, los Juegos del oro de Novak Djokovic, los Juegos del quinto oro para el Dream Team.
Se completaron los podios con la entrega de la última medalla a la campeona olímpica del maratón femenil, la neerlandesa Sifan Hassan, quien recibió su medalla de oro ante 71 mil 500 espectadores, la premiación con más público.
Al estilo de Hollywood y de la película Misión Imposible, Tom Cruise se deslizó por los aires para abrir paso a los próximos Juegos Olímpicos en Los Ángeles 2028. La estrella estadounidense provocó los alaridos del público que lo acompañaron en su siguiente misión: llevar los aros olímpicos al famoso letrero hollywoodense.
Llegó al Memorial Coliseum y de ahí hasta sus playas californianas, donde el ícono musical del sur de California Snoop Dogg, además de los Red Hot Chili Peppers y Billie Eilish presentaron un show.
París fue el punto de reencuentro con una luz que no se extingue y que en 2028 brillará en Los Ángeles.
Desde ahora, la urbe angelina empezará a escribir sus páginas como una ciudad que, como París, podrá presumir el albergar tres ediciones de Juegos Olímpicos.
Los Ángeles recibió la cita veraniega en 1932 y luego en 1984.
París le dejó la varilla muy alta a su sucesora como anfitriona de la Familia Olímpica, sobre todo por los icónicos escenarios de competencia, como les llamó el presidente del COI, Thomas Bach.
Un estadio de voleibol de playa a los pies de la Torre Eiffel, uno de los monumentos más visitados del mundo, o una pista ecuestre en un castillo, el de Versalles, que lucen irrepetibles. Dentro de cuatro años se tendrá la respuesta en la Unión Americana.