Mauricio Ángel
Agencia Reforma
Ciudad de México 15 febrero 2024.- «Sasha Montenegro, niña, qué bonita eres, nomás te ven, todos quieren, todos quieren si te ven», dice el mambo que Damaso Pérez Prado le compuso a la icónica actriz del cine mexicano entre los años 70 y 80, quien falleció este miércoles, con 78 años, por un derrame cerebral a raíz de un cáncer de pulmón.
Aquella línea describe la inesperada carrera de la protagonista de la película Bellas de Noche, muchachita nacida en Italia que originalmente había llegado a México por unos días, pero de inmediato fue invitada a estelarizar Un Sueño de Amor junto a José José y Verónica Castro, en 1973. Las ofertas no pararon.
Alexandra Acimovic Popovic, el nombre que le dieron sus padres, yugoslavos, creció en Argentina, donde estudió periodismo, pero los conflictos sociales en aquel país la convencieron de mudarse a Estados Unidos.
México era sólo una parada, pero en cuanto llegó, la familia que la recibió la llevó a una comida en los Estudios Churubusco y llamó la atención.
«Ella hizo muchas cosas, otro tipo de cine, telenovelas, teatro, pero donde se hizo internacionalmente famosa fue con la época del cine de ficheras. Eso define una época del cine nacional, y la reina de todas estas películas fue Sasha Montenegro: su elegancia se distinguía por sobre todo el elenco», consideró, en entrevista, Jorge Ortiz de Pinedo, quien en los 80 brillaba con la serie Dr. Cándido Pérez.
La cineasta María José Cuevas, directora del documental de 2016 Bellas de Noche, atestiguó la fascinación que Montenegro causaba, lo que la llevó a brillar en películas que ella describía como «en ambiente de cabaret».
Cuevas recuerda que cuando era niña, en los 80, fue a verla con sus padres al Teatro Blanquita y pudo conocerla en su camerino, lo cual la marcó. Por ello, cuando comenzó a trabajar en su documental, sobre vedettes emblemáticas del País, buscó a la actriz y ésta la arropó como una madrina.
«Sasha era una mujer muy culta y con un gran sentido narrativo. Yo pasaba horas en el teléfono con ella y siempre tenía una historia que contar.
«Sobre todo, era una gran mamá, siempre amorosa y protectora con sus hijos, Nabila y Alejandro; vivía para ellos. Era una gran amiga, solidaria y cómplice», compartió la también directora de La Dama del Silencio. El Caso de la Mataviejitas.
Entre los 70 y los 80, Montenegro trabajó en cerca de 70 producciones de todo tipo, incluidas Hijazo de Mi Vidaza, Pistolero Bajo el Sol, Santo vs. la Magia Negra y Los Vampiros de Coyoacán.
Recorrió México con su obra Educando a una Idiota, y curiosamente fue en España, en 1984, donde conoció al ex Presidente José López Portillo, dos años después de que hubiera terminado su sexenio. Se casaron en 1995 y tuvieron dos hijos, los mencionados.
«Independientemente de la belleza física, era su inteligencia, su don de gente y la educación lo que le permitían platicar de una manera muy sabrosa, distinta, diferente. Sus alturas eran de presidencia, por eso impresionó hasta al hombre que fue en algún momento el uno de México. Si hubo un hombre envidiado fue él», añadió Ortiz de Pinedo.
Pese a que incluso en el amor fue una figura mediática, durante los últimos años de su vida Montenegro pudo recuperar su vida privada y dedicarse a la familia.
«Sasha siempre fue una persona muy privada, no le interesaba el reflector ni dar muchas entrevistas ni asistir a eventos sociales, era más hogareña y de recibir en su casa. Cuando me separé de mi novio, me llamó de noche y yo estaba muy triste.
«En ese momento me dijo: ‘Empaca una maleta, me pongo unos leggins y voy para allá’. Pasó por mí y me llevó a pasar el fin de semana a su casa de Temixco para consentirme y curarme del mal de amores. Fue un fin de semana en donde estuvimos solas, platicando largamente», contó Cuevas.