Ricardo Israel Sánchez Becerra
Agencia Reforma
Ciudad de México 19 agosto 2024.- Que la Covid-19 dejara de ser una emergencia de salud pública de importancia internacional, como informó la OMS en mayo del año pasado, no significó, por supuesto, el fin de esta enfermedad.
Así lo confirman el repunte de contagios registrado en las últimas semanas, y hasta las impresionantes imágenes del velocista Noah Lyles tumbado en el suelo y respirando con gran dificultad luego de correr con un diagnóstico positivo de esta infección la prueba de los 200 metros en los recientes Juegos Olímpicos de París, llevándose la medalla de bronce.
Si algo debe quedar claro a estas alturas, resalta el virólogo Carlos Arias en entrevista con REFORMA, es que «el virus (SARS-CoV-2) sigue ahí».
«El virus sigue circulando, y ya tenemos que acostumbrarnos a que es uno más de los virus con los cuales tendremos que contender de manera permanente», dice vía telefónica el investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, experto en Biología Molecular y Epidemiología de Virus.
«SARS-CoV-2 realmente ya es un virus estacional del que tenemos dos picos (de contagios) cada año, en invierno y en verano», complementa, por su parte, el doctor en Ciencias Bioquímicas con especialidad en Bioinformática Fidel Alejandro Sánchez, encargado de la Unidad de Secuenciación Masiva y Bioinformática del IBt.
Arias, quien refiere que las infecciones de este verano equivalen a la ola número nueve de la otrora pandémica enfermedad, atribuye el mencionado repunte a tres causas, empezando por la evolución o mutaciones que ha tenido el propio virus, y también por el olvido de las medidas que deben tomarse cuando se confirma el contagio.
«Y, tercero, la pérdida de inmunidad para la infección, para anticuerpos, que ahora sabemos que empieza a bajar de manera notable a los cuatro o seis meses.
«Es decir, tenemos ya una inmunidad más baja de anticuerpos a los cuatro o seis meses, aparece un virus nuevo y, como no nos cuidamos, pues el resultado es esto», expone el también ex director del IBt y Premio Nacional de Ciencias, él mismo infectado hace un par de semanas.
Si bien desde que se declaró el fin de la emergencia ha disminuido el monitoreo que distintas instancias realizaban, incluido el del Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica (CoViGen-Mex) -aunque en este caso fue porque el Conahcyt dejó de apoyar financieramente-, los pocos datos disponibles han permitido identificar que los principales responsables de esta ola de contagios son las variantes KP.2 y KP.3.
Tan sólo en Estados Unidos, por ejemplo, KP.2 comenzó a atraer la atención de los expertos en mayo de este año al ir desplazando en prevalencia a JN.1, que a finales de 2023 ya era la más común en la nación vecina.
Ambas variantes pertenecen a la familia de Ómicron.
En México, el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Respiratoria Viral (Sisver) reportó que el 63 por ciento de las secuencias realizadas en la semana epidemiológica 30 de este año corresponden a KP.3, mientras que JN.1 ocupaba el 15 por ciento de las muestras y KP.2, el 8 por ciento.
Hasta la semana epidemiológica 32, Sisver tenía registro de 11 mil 692 casos confirmados de Covid-19, un aumento de 650 casos con respecto a la semana 31.
«Estas nuevas variantes (KP.2 y KP.3) tienen una serie de cambios en la proteína de superficie llamada Spike tan grande como los que tuvo Ómicron inicialmente en relación a la cepa original de Wuhan», explica Arias para ilustrar lo mucho que ha mutado el virus hasta ahora, y la desventaja que ello representa para la respuesta inmune mediada por anticuerpos.
«Todas las vacunas que nos hemos puesto y las infecciones (que hemos tenido) no previenen la infección contra estas nuevas variantes. Lo que sí previenen es la enfermedad severa y la muerte. O bueno, cuando menos la disminuyen mucho», agrega el virólogo.
De hecho, complementa Sánchez, la actual ola estaría impactando en la población cuyo último esquema de vacunación recibido no estaba actualizado, es decir, seguía siendo alguna vacuna hecha con la información del virus original de Wuhan.
«Va a recaer en el Gobierno tomar esa decisión de tener vacunas actualizadas con que vacunar a la población mexicana, y digamos que ahorita, para la ola de verano, ya pasó (el tiempo). Tendríamos que prepararnos ahora para la ola de invierno», advierte Sánchez, también ex presidente de la Academia de Ciencias de Morelos (Acmor).
Nuevas caras, ¿mayor riesgo?Tal cual sucedió con la aparición de Alfa, Beta, Gama y todas las demás variantes que dieron cuenta de un patógeno que se resistía a dar tregua, surge de nuevo la inquietud sobre qué tan peligroso es infectarse con la versión más actual del SARS-CoV-2.
«Las infecciones que están ocurriendo con estas nuevas variantes son, aparentemente, menos graves. Son mucho más frecuentes por el cambio que ha tenido el virus, pero por la inmunidad previa que hemos adquirido, son mucho menos severas», responde Arias, con la experiencia fresca de su reciente contagio, y atribuyendo tal protección no a los anticuerpos sino a la respuesta de las células T.
«Hay dos poblaciones que siguen siendo vulnerables: los mayores de 60 años (…) Pero el que nos preocupa mucho es el de 0 a 5 años, porque ese grupo etario nunca ha recibido ningún esquema de vacunación. Ahí está habiendo mucha hospitalización e incluso muerte», alerta, por su parte, Sánchez.
Aquí los especialistas acotan que un mayor número de hospitalizaciones y de defunciones no es necesariamente producto de variantes que produzcan cuadros más severos de infección, sino que, debido a las ya mencionadas mutaciones, son mucho más virulentas y causan más contagios. Por ende, serán más los casos registrados.
Sin embargo, Arias resalta que muchos de los casos graves y las defunciones se dan en personas que nunca quisieron vacunarse.
Por ello insta a inmunizarse, así sea con vacunas no actualizadas, como las que ofrece el Sistema de Salud: Sputnik y Abdala.
«Por la naturaleza de la vacuna Abdala -que es segura realmente, eso no es discutible-, el efecto que puede tener de protección, pues ya es mínimo. (Pero) es mejor ponérsela que no ponerse nada. Eso es importante», subraya el virólogo.
«Todas las vacunas, aunque tengan (la información de) el virus original de Wuhan, van a cumplir una función de entrenar al sistema inmune para un tipo de respuesta que evita que lleguemos hasta la hospitalización o la muerte», reitera Sánchez.
«Pero definitivamente es un trabajo incompleto porque necesitamos cortar la transmisión del virus, y para eso necesitamos generar anticuerpos neutralizantes (con vacunas actualizadas)».
¿Una amenaza?
Sobre el uso de medicamentos como el Paxlovid, Arias destaca su acción antiviral en los primeros días de sintomatología. Sánchez, a su vez, exhorta a tomarlo bajo supervisión médica porque, como todos los fármacos, además de que tiene efectos secundarios, genera resistencia.
«Entonces, ya tenemos variantes que son resistentes a Paxlovid», apunta el ex presidente de la Acmor, «porque es otra presión que tú le metes al virus, y va a tratar de escapar y lo va a lograr».
Este medicamento fue recientemente avalado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para su comercialización abierta. No obstante, ha estado últimamente envuelto en polémica, como ha dado a conocer REFORMA, pues el sistema de salud contaba con dosis caducas que debió desechar.
Finalmente, respecto a si un repunte de casos a estas alturas representa la misma amenaza que en su momento supusieron las anteriores variantes, ambos expertos descartan que sea el mismo escenario, pero instan a no bajar la guardia y retomar medidas como el uso de cubrebocas, la ventilación de espacios y evitar concurrencias si se tiene la infección.
«Este pico, como tal, yo creo que, como lo estamos viendo, no va a tener muchos efectos en términos de salud pública. Pero el hecho de que el virus siga evolucionando no descarta que sí pueda originar un virus con características diferentes que si pudiera ser más agresivo. Pero eso está en el terreno de la especulación», comenta Arias.
«Además está el síndrome de Covid largo. Eso también debería ser una agravante como para que las personas se preocupen, y sobre todo en estas temporadas de los picos; si no hay vacunación, tomemos los métodos de seguridad pasiva, como es el uso de cubrebocas e invertir más en ventilación», refrenda Sánchez.