Alejandra Benítez
Agencia Reforma
Ciudad de México 9 julio 2024.- El futbol le dio fuerza para soportar la cárcel y reintegrarse a la cancha.
Luciano Cabral vive en libertad condicional, llegó a León hace apenas unas semanas, deseando encontrar el camino que le permita superar el amargo trago que vivió hace 7 años, cuando fue encarcelado por participar en el homicidio de un vecino.
A sus 29 años, el volante nacido en Mendoza, tiene que aprender a sortear todo tipo de estigmas que le quedaron tras los años en prisión, uno de ellos es el impedimento para ingresar a Estados Unidos, pues las autoridades no permiten que alguien con sus antecedentes pueda contar con una visa y ello le impidió participar con la Selección de Chile en la Copa América.
Luciano era una de las joyas de Argentinos Juniors, a sus 22 años pintaba para ser uno de los mejores volantes de su generación, tiraba hacia lo más alto, pensando en todos los años de carencias que pasó en su natal barrio de General Alvear, donde se abrió pasó en un ambiente hostil, rodeado de niños sin destino que dejaban de manera temprana la escuela tras engancharse a los vicios.
En el 2016 fue enviado al equipo brasileño de Paranaense, buscaban que se foguera y creciera como futbolista para luego regresar a Argentina por la puerta grande.
En Chile llamó poderosamente la atención por su forma de encarar y abrir juego a sus compañeros, dado que su abuelo tenía esa nacionalidad, lo llamaron para formar parte del cuadro andino Sub 20.
La vida era promisoria para Luciano, a los 20 años se casó y tuvo una hija. Pero el infortunio de una noche de pleito en su barrio de General Alvear lo llevó a cambiar su destino es un abrir y cerrar de ojos.
El jugador aprovechó los días de asueto que le otorgó el conjunto brasileño y no lo pensó dos veces para aparecer por casa de sus suegros y padres para festejar el Año Nuevo.
Según relató, en una primera entrevista, la madrugada del 1 de enero de 2017 regresaba de la casa de los padres de su esposa cuando escuchó mucho alboroto en la calle, sus familiares le informaron que su padre y primos se habían peleado con un vecino con el que tenían serías diferencias.
Al ir a encontrarlos se enteró de la muerte de Joan Villegas, un hombre de 27 años que de acuerdo con sus declaraciones, siempre lo buscaba para tirarle pleito y amenazarlo con fracturarlo para impedirle que jugara al futbol.
Tras varias horas de incertidumbre y cuando la Policía arrestó a su padre y primos, se presentó de manera voluntaria en la Comisaria para rendir declaración, pues los parientes de la víctima alegaban que también participó en la golpiza que le dieron a Villegas.
Los tenis ensangrentados de Luciano le dieron a la justicia el arma para encontrarlo culpable de complicidad, por lo que él mismo se entregó.
Las pesquisas y la autopsia señalaron que el vecino murió por una fractura en el cráneo provocada por una bolsa de cascajo que le arrojaron en la cabeza, además el cuerpo presentaba lesiones por todas partes, pues lo tundieron a patadas.
El futbolista y su primo Axel Olguín recibieron una condena de 9 años de prisión, por complicidad, su padre José Cabral se declaró culpable por lo que recibió 16 años de cárcel; otro pariente más fue declarado inimputable, pues solo tenía 13 años.
Una dura escuela
Cabral vivió casi 5 años en condiciones infrahumanas en la Cárcel de General Alvear, compartió celda con una veintena de presos, pues la sobrepoblación del lugar era notoria.
La idea de volver a una cancha de futbol y reiniciar su carrera donde la había dejado lo hizo fuerte y le dio la entereza para soportar la reclusión.
Solo un día a la semana podía practicar futbol en el patio, eran entre 60 y 70 reclusos los que peleaban por el balón para jugar una cascarita plagada de entradas rudas, por ello decidió hacerse portero, no había momento para prodigarse con la esférica en un mundo donde las patadas y los empujones eran las forma en que se hacían respetar en la diminuta cancha.
Su buena conducta le permitió salir cuando cumplió cuatro años y medio de reclusión, le dieron libertad condicional. Argentinos Juniors le abrió las puertas de sus instalaciones para recuperar el tiempo perdido y volver a entrenar.
El equipo chileno Coquimbo Unido lo contrató en el 2023, pronto recuperó su forma futbolística y ese año se convirtió en el mejor volante ofensivo de la Liga.
Para el torneo de Apertura 2024, León le dio la oportunidad de salir de tierras andinas y continuar con su carrera, los informes recibidos lo definieron como un volante de grandes cualidades ofensivas y ahora le resta demostrar que la directiva de Grupo Pachuca no se equivocó en darle una oportunidad más de continuar con su vida.
@ABenitezCANCHA