Pedro Peñaloza
“El destino es el que barajan las cartas,
pero nosotros somos los que jugamos”.
William Shakespeare
El debate acerca de los libros de texto gratuitos se ha planteado incorrectamente. No todos los cuestionamientos provienen de posturas conservadoras y de derecha. Existen críticas fundadas de especialistas y estudiosos del tema. No obstante lo anterior, el presidente López Obrador ha conducido la discusión a un terreno maniqueo con el propósito de exorcizar el fondo del debate.
Un primer punto es: ¿por qué razón no se cumplió el decreto que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 19 de agosto de 2022, el cual mandata para el “Plan de estudio de educación preescolar, primaria y secundaria” pruebas piloto en 2022 y 2023 para su introducción en las aulas y los cambios se aplicarán únicamente en preescolar, primero de primaria y primero de secundaria, en acuerdo con los estados, como nos recuerda Alejandro Domínguez en el diario Milenio (8/agosto/23).
¿Por qué las prisas? Quizá por ese enfermizo afán del inquilino de Palacio de “trascender en la historia”. Todo debe quedar concluido en su sexenio. Ahora, bajo esa visión ególatra, el presidente se metió en un embrollo para defender la improvisación que, por supuesto, carece de evidencias para su aplicación en las escuelas del país. Pero no sólo eso, es tal el problema que la SEP reservó toda información relativa a la elaboración de los libros de texto por cinco años. ¿Qué esconde el gobierno?
En medio de esta precipitación, López Obrador inventa un nuevo show, para que se expliquen las bondades de las reformas y sus libros. ¿Cuál es el propósito de semejante comedia? Esta administración se volvió especialista en montar teatros en cadena nacional, primero fue el desastre y mentiras de López-Gattel en la pandemia de Covid-19, hoy será Marx Arriaga argumentando “áreas de oportunidad” en los errores de los libros de texto. En la pasarela vespertina solo veremos piruetas de la burocracia de la SEP.
En contraste, un demócrata estaría dispuesto a escuchar las críticas y modificar lo que esté sustentado. Pero no hay ese ADN en Palacio. En este gobierno, los amparos provenientes del poder judicial son papel higiénico y no evitarán la entrega de los textos. Hasta la CNTE cuestiona el contenido de los libros y alega que no los consultaron. Por su parte, el SNTE se dobló y reivindicó su historia de abyección frente al poder presidencial. No importan los diversos impactos que pueda tener en la niñez el contenido de los libros. El que sea. El presidente tiene prisa. La ley es su ley.
@pedro_penaloz