Héctor Larios Proa
Ciudad de México 10 de marzo 2024.- En el fútbol nada está escrito, una vez más se comprobó esta frase cuando los pumas universitarios dominaron en su casa a unos solos extraviados en la primera media hora del partido. Al minuto 14 los pumas iban ganando 2 a 0, llegaron por las bandas, “el chino” Huerta y sus coladas presagiaban lo peor para los fronterizos. Sin embargo, los errores defensivos fueron letales para que los dirigidos el argentino Gustavo Lema. Los titubeos del arquero y posteriormente una falta del defensa Magallanes por un codazo en el área, provocan un penal y se gana la tarjeta roja. Xolos se acercan gracias a un gol de Cristian Rivera.
En la segunda parte los pumas continuaban con su dominio, no se veía cómo Tijuana pudiera salir vivo de la cueva CU.
En un saque de banda a la espalda del defensa que pierde de vista el balón y un central que no hace la cobertura, el César Huerta no deja salir el balón por la línea de meta y centra para que llegue Guillermo Martínez a rematar para el 3 a 1. Una losa difícil para Xolos, ante la algarabía de la tribuna, que pensaba en una goleada.
Hasta ese momento nadie se podría imaginar lo que vendría después. Otro error defensivo cuando Cáseres toca el balón con la mano para un nuevo penal, que Cristian Rivera cobra abajo a la izquierda del portero González.
Los Xolos se animaron para ir al frente acorralando a unos pumas desorientados, desesperados incluso su técnico Lema fue expulsado al minuto 72. Tres minutos más tarde, el portero González sale con la rodilla en alto de forma imprudente, en el área penal. Nuevo penal que cobra Rivera con un disparo a la derecha para marcar su triplete, todos desde los once pasos.
Ni el propio “piojo” Herrera creía lo que estaba sucediendo. Así en un abrir y cerrar de ojos los pumas dejan ir la victoria en su casa y los Xolos respiran.
Jugar con 10 parece difícil requiere de un esfuerzo doble ambición y fe en cada jugada, eso hicieron los tijuanenses frente a unos felinos sin garras.
Los Xolos corrieron con hambre y deseos al olfatear el miedo del puma. Buscando la igualada sofocaron a su rival que disminuido no supo defender cuando debía, y no supo matar cuando podía.