REVISA EL MOMA DE NY LOS AÑOS DE BUÑUEL EN MÉXICO

Erika P. Bucio

Agencia Reforma

Ciudad de México 12 febrero 2024.- En México es donde el aragonés Luis Buñuel (1900-1983) se convirtió realmente en cineasta.

 

 Es aquí, en la nación que lo acogió, donde aprendió tanto su estilo como a ser claro en su dirección con actores y la imagen.

 

 Ésa es la idea que plantea el curador Dave Kehr (Oklahoma City, 1953) al proyectar las películas que rodó en el País dentro del ciclo «Buñuel en México», que se presenta desde inicios de mes en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.

 

 «Antes de México había sido básicamente un cineasta experimental que no se ocupaba de la narrativa, y creo que en México (ese aspecto) lo dominó increíblemente rápido.

 

 «Al mismo tiempo, se hace parte de esta industria comercial impulsora con su propio sistema de estrellas y géneros y se convierte en parte de la escena cultural mexicana casi al instante. Entendió quiénes eran las estrellas y los géneros que funcionaban», comenta Kehr, curador del Departamento de Cine del museo neoyorquino, en entrevista.

 

 Esta revisión fílmica de este periodo de Buñuel contradice la percepción de que esos años fueron una suerte de paréntesis entre el cine de vanguardia de sus primeras películas de sus años en Europa, como Un perro andaluz (1928) y La edad de oro (1930), y la «inmaculada obra maestra tardía», cuando se traslada a París para hacer cintas como Bella de día (1967) y El discreto encanto de la burguesía (1972).

 

 «(El ciclo es una oportunidad) para descubrir esas películas que son mucho mejores de lo que la gente ha creído por tanto tiempo, que Buñuel sólo hacía estas películas para ganarse la vida, para poder llevar comida a la mesa», argumenta el periodista.

 

 «Pero cuando ves más de una o dos de estas películas, te das cuenta que eso no es cierto. Él está muy comprometido con su lenguaje».

 

 La llegada del realizador español a México coincide con la Época de Oro del cine nacional, con grandes directores como Roberto Gavaldón, Julio Bracho y Emilio «Indio» Fernández, y estrellas del cine como Pedro Armendáriz, Fernando Soler, Rosario Granados, Katy Jurado, Rosita Quintana, Lilia Prado y muchos más.

 

 «Buñuel logra insertarse en esa tradición de realizadores», recalca Kehr, miembro del MoMA desde 2013.

 

 El ciclo dedicado al cineasta comprende 20 de las 21 películas filmadas en México, desde Gran Casino (1947) hasta Simón del desierto (1965).

 

 «Estamos muy contentos de haber podido conseguir 20 de las 21 películas, cosa que nadie había podido hacer antes, y de haberlas conseguido todas en 35 milímetros o en nuevas restauraciones, en DVD o en formato digital», detalla Kehr, interesado en el cine del realizador aragonés desde sus años de preparatoria.

 

 A pesar de haber localizado una copia en la Cineteca Nacional por cuestiones de derechos quedó excluida de la retrospectiva la película Cela s’appelle l’aurore (Así es la aurora, 1956).

 

 «No pudimos determinar quién tiene los derechos para su exhibición en Estados Unidos. Creo que los abogados se enredaron. Es una coproducción francesa, como otras dos o tres películas de ese periodo.

 

 «Todo lo que pudimos encontrar sugiere que los derechos de autor siguen siendo propiedad de la empresa francesa Pathé. Pero hablas con Pathé y te dicen que no lo tienen, así que no sabemos a quién pagar. En estas circunstancias, la gente aparece y exige dinero, así que hay que ser muy cuidadoso con estas cosas», advierte Kehr.

 

 Diez de las 20 películas de la retrospectiva proceden de la Filmoteca de la UNAM, una de las instituciones mexicanas que colaboran con el MoMA, además de la Cineteca Nacional, el Festival Internacional del Cine de Morelia y la Fundación Televisa.

 

 Del acervo universitario procede, por ejemplo, Gran Casino, la cinta que le abrió camino en la industria mexicana y le permitió adquirir independencia argumentativa en sus siguientes proyectos en colaboración con el productor Óscar Dancigers.

 

 Fue él quien convenció a Buñuel de dirigir en México este largometraje de gran presupuesto, producido por su empresa Ultramar Films, en lugar de ir a París, como tenía planeado, para producir una adaptación teatral de La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca.

 

 «Durante una escala en Ciudad de México (procedente de Estados Unidos), (el cineasta) se dirigió a su amigo Óscar Dancigers, productor de cine incluido en la lista negra, para que le ayudara a financiar la obra», cuenta Kehr.

 

 Pero el productor le convenció para que se pusiera detrás de la cámara en el largometraje mexicano, según se detalla en el artículo Did Luis Buñuel Really Work at MoMA.

 

 Con Dancigers hizo además Los olvidados (1950), restaurada recientemente en formato digital, y que significó para Buñuel el premio como Mejor Director en el Festival de Cannes.

 

 La Filmoteca también prestó Subida al cielo (1951), la primera comedia del cineasta, premiada en Cannes por la crítica internacional.

 

 En la presentación del ciclo, el MoMA destaca la habilidad del realizador para incorporar sus temas y obsesiones aun en las películas destinadas al entretenimiento popular.

 

 «Buñuel a menudo parece subvertir las narrativas que le han sido asignadas, como en Él (1953), en la que el protagonista más elegante de México, Arturo de Córdova, se encuentra luchando con deseos sexuales que él mismo parece no entender.

 

 «Otras veces, como en Nazarín (1959), Buñuel parece preocupado por la espectacular dureza del paisaje de su país de adopción», ejemplifica la institución.

 

 Y Kehr valora: «Está claro que ama el paisaje mexicano. Trabaje con quien trabaje, como Gabriel Figueroa, el gran cinefotógrafo, crea estos maravillosos paisajes».

 

 En opinión del curador, la tragedia ocurrió con la llegada de la televisión, que «hizo tanto daño a la industria cinematográfica mexicana», y el aragonés no quedó a salvo.

 

 «Se hizo más difícil para directores como Buñuel levantar sus proyectos. Así que creo que recurre a Francia como último recurso. Pero, por supuesto, se queda en México y sólo va a Europa a filmar», relata el especialista.

 

 Puesto a elegir alguna de sus películas en México, Kehr pondera una: La ilusión viaja en tranvía (1954), que, si bien no es su «favorita absoluta», le reserva un sitio especial al tratarse de una comedia no sobre la burguesía sino de la gente común y corriente del entonces Distrito Federal.

 

 «Es encantadora y plena del espíritu de Buñuel, en un tono distinto al que estamos acostumbrados. Tuvimos casa llena y el público estaba encantado», dijo sobre su proyección.

 

 El ciclo «Buñuel en México» en el MoMA continuará hasta el 20 de febrero.