María Fernanda Téllez Albarrán
Agencia Reforma
Ciudad de México 18 enero 2024.- Cada que Cristóbal Balenciaga metía un papelito con un deseo escrito por sus clientas en las costuras de sus prendas y lo zurcía, su anhelo solía cumplirse, según cuenta la leyenda española.
Balenciaga, hijo de un pescador y de una costurera de Getaria, España, cumplió el propio, y en 1937 se trasladó a París, punto clave de la moda, convirtiéndose en un prestigioso modista del siglo 20.
Los seis episodios de la bioserie Cristóbal Balenciaga, disponibles a partir de este viernes en Star+, mezclan acontecimientos públicos en la vida del diseñador, documentados e investigados, así como eventos privados ficcionalizados.
«Hay gente a quien le cae bien y a quien no. El exceso de perfeccionismo y su introspección hace que haya gente que le caiga mal. Al ser un retrato de la autoría, que esa es la esencia de la historia, se puede crear una especie de distancia, porque él se preocupaba mucho por su gente, pero no miraba mucho al mundo exterior.
«¿Cuánto de real tiene el personaje? Creo que lo más que hemos podido conocer a través de la investigación que hemos hecho está retratado en la serie», dijo a medios Lourdes Iglesias, quien creó la serie junto al tridente vasco de guionistas y directores Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga (La Trinchera Infinita).
A sus 22 años, en 1917, el diseñador (interpretado en pantalla por Alberto San Juan) abrió su primer taller de alta costura; en 1936, se estableció en París y obtuvo el éxito en agosto de 1937 con su primera colección parisiense.
Obstinado por preservar su privacidad, rechazaba exponerse públicamente y podía caminar por las calles sin que nadie lo reconociera, sin embargo, sus piezas eran inconfundibles por los detalles de la confección, una especie de cirugía estética en las costuras que embellecía los cuerpos.
Sin dejar de lado su herencia española resaltada en colores sobrios como rojo y negro, fue el primer diseñador en llevar la influencia oriental a la moda, ya que eliminaba la cintura de sus piezas mientras el resto de los diseñadores solía acentuarla.
«La esencia española la tiene hasta la médula también, porque el vestido Infantas (formas exageradas, hombros amplios con hombreras anchas) y Goya lo tiene muy metido en sus diseños.
«Entonces, hizo un mix que pocos hicieron en su época, mezclar lo oriental y español. Ahí da en el clavo, porque lo oriental es menos femenino bajo la perspectiva occidental y él cambió la forma de la mujer con esa mezcla», aseguró Iglesias.
Gracias a su trabajo, se ganó el reconocimiento de diseñadores de la talla de Coco Chanel, quien afirmó que era el único «couturier» en hacer un vestido de principio a fin.
También lo alabaron Christian Dior, quien lo nombró «el maestro de nosotros», y Hubert de Givenchy, quien lo apodó como «el arquitecto de la alta costura».
El rodaje de Cristobal Balenciaga se realizó durante 18 semanas en España (País Vasco, Navarra y Madrid) y Francia (París, Burdeos y Toulouse).
La recreación de las prendas Balenciaga estuvo a cargo de Bina Daigeler, nominada al Óscar por la película de acción real Mulán y al Premio Emmy por el vestuario de Mrs. America.