- Dos propuestas con elementos dramáticos en común se presentan en el Centro Cultural Universitario
Luis Galindo
La pérdida de un ser querido y los feminicidios son los temas que detonan la construcción de un par de creaciones dancísticas que el público podrá apreciar en el Salón de la Danza del Centro Cultural Universitario, durante este mes.
De peceras, cascos de astronauta y máquinas para navegar, de la coreógrafa Cecilia Durán, plantea el problema del duelo tras la pérdida de un ser querido. “Es una obra que representa la muerte de mi hermano, basada en un cuento que escribí, ´De máquinas para navegar’. La pieza es una manera de darle continuidad a esa narrativa que empecé en algún momento, de percibir el duelo como un viaje estelar”, explicó la también bailarina Durán, en entrevista para Gaceta UNAM.
Reiteró que la pieza, interpretada por un dueto de bailarines, relata justo ese momento en que se estrelló literalmente, “y planteo un reencuentro en el espacio exterior de los hermanos. Es la manera de imaginar el más allá o el mundo después de la muerte”.
La directora detalló que la construcción de esta coreografía fue todo un proceso creativo que la ocupó por espacio de un año. Señaló que la obra se transforma en una pieza, en un mundo que habla por sí mismo, en el sentido de que no se vuelve “mi historia”, sino un relato más universal.
Agregó que se trata de una puesta dirigida a un público que ha vivido cualquier tipo de duelo y de soledad, de ausencia o de reencuentro, porque al final la historia plantea otras etapas como la añoranza de la niñez y las relaciones que conlleva.
Destacó que De peceras, cascos de astronauta y máquinas para navegar, que dura aproximadamente 50 minutos, cuenta con música en vivo y cortos de animación que interactúan en un discurso narrativo y plástico. Tendrá funciones 19, 20 y 21 de enero; viernes y sábado a las 7 pm, y domingo a las 6 pm, con entrada libre.
Vulnerabilidad femenina
Un lugar sin fin, de la coreógrafa Sara Montero, expone la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia feminicida.
La directora de la obra mencionó que la pieza surge de la reflexión y de un análisis muy profundo respecto a la situación de ellas. “Las vivencias de mujeres mayores, en este caso, de mis tías, abuelas o maestras, sin importar el contexto social, político o geográfico, comparten esa vulnerabilidad. A través de historias fuertes es como se gesta esa resiliencia todo el tiempo”, expresó.
La maestra Montero añadió que la obra ha pasado por varios procesos porque ha tenido mucho cuidado en el tratamiento del discurso, con la intención de nunca calificar a la mujer como buena y al hombre como malo. “Tampoco ese es el asunto, sino cómo encontrar una reflexión o una nueva manera de relacionarnos, hombres y mujeres, e incluso entre ellas, pues la mujer suele ser la portadora de los machismos o micromachismos”.
Adelantó que en la obra participan cuatro personajes femeninos: una chica empresaria, sola e independiente, trabajadora y con un estatus económico y académico alto; una niña de unos 10 u 11 años; una chica trans que vive en el norte, que empieza a prostituirse, porque en sus condiciones no va a encontrar trabajo y está ahorrando para poderse pagar la operación y convertirse en una mujer; y una que es ama de casa y vive con su pareja.
Al inicio de la pieza ellas están muertas, no se han dado cuenta de lo que sucedió, no entienden por qué están en el lugar en el que se encuentran, no comprenden por qué no tienen zapatos y no se han visto entre sí. El común denominador de las cuatro es que son mujeres, muy diferentes cada una, y han muerto.
Un lugar sin fin tendrá funciones también en el Salón de la Danza los días 26, 27 y 28 de enero; viernes y sábado a las 7 pm y domingo a las 6 pm, con entrada libre.
FUENTE: UNAM