EL PLANETA PIERDE ESPECIES DE PLANTAS 500 VECES MÁS RÁPIDO QUE EN TODA SU HISTORIA

·      Carolina Granados Mendoza y Katya Romero Soler participan en un estudio internacional que revisa el estado de las plantas y hongos en el mundo

 

Las especies de plantas se extinguen 500 veces más rápido de lo que sucedió antes de la existencia del ser humano en la naturaleza; tres de cada cuatro que no han sido aún descubiertas se encuentran en peligro de desaparecer, revela una investigación internacional en la cual participan científicas del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

 

Carolina Granados Mendoza detalló: en el caso de México esto tiene un impacto grande, pues el mensaje principal de este estudio es la importancia de la documentación de la diversidad vegetal actual, seguir descubriendo, estudiando, y poner énfasis en trabajos que describen las especies y las delimitan.

 

El reporte, recientemente publicado por el Royal Botanic Gardens Kew, cuyo título es “State of the World’s Plants and Fungi (SOTWPF) 2023”, indaga el estado de las plantas en el orbe, por lo que en su elaboración intervinieron investigadores de los cinco continentes, quienes aportaron sus conocimientos como expertos en diferentes linajes de plantas y hongos, así como en estrategias analíticas.

 

En el caso de Granados Mendoza y la investigadora posdoctorante Katya Romero Soler, también del IB, contribuyeron a la reconstrucción de la historia evolutiva de 14 familias de plantas clasificadas en el orden de Poales, entre las que se encuentran arroz, maíz, sorgo, piña y papiro, el cual tiene cerca de 24 mil 300 especies, de las cuales las expertas codificaron cerca de mil, correspondientes a la familia de las bromelias, buscando indagar cómo es que este linaje ha prosperado tanto en hábitats abiertos como cerrados.

El equipo conformado por investigadores de 11 países reveló que el ancestro compartido del orden Poales se originó hace aproximadamente 120 millones de años en la parte occidental del antiguo continente de Gondwana, es decir, las familias que vemos hoy en día evolucionaron tempranamente en la historia, extendiéndose desde sitios discretos hasta colonizar hábitats, principalmente abiertos, y a lo largo del mundo en diferentes tiempos, velocidades y latitudes.

 

La familia de las gramíneas (Poaceae) y la familia del papiro (Cyperaceae), que representan alrededor de 74 por ciento de la riqueza de especies en el orden, proporcionan un ejemplo. Se originaron en el Cretácico Superior a ambos lados del ensanchamiento del Océano Atlántico, pero se dispersaron y evolucionaron en paralelo hasta lograr distribuciones cosmopolitas.

 

A diferencia del resto de las otras familias del orden Poales, la de las bromelias se distribuye en hábitats únicos, por ejemplo, crecer sobre las copas de los árboles por lo que, aun estando en un bosque, correspondería a un hábitat abierto ya que están completamente expuestas a la luz y lo mismo pasa con especies que crecen en acantilados y están expuestas a pesar de que lo que está alrededor sea un bosque, puntualizó Granados Mendoza.

 

A su vez, Romero Soler, adscrita al Departamento de Botánica, comentó que las bromelias son únicas porque es un grupo sumamente exitoso que ha logrado conquistar múltiples ambientes, como resultado, por ejemplo, de la presencia de metabolismos fotosintéticos especializados.

 

“Hay mucho trabajo por hacer y buscar formas de seguir incentivando los estudios taxonómicos. La taxonomía recibe poca atención, pero es clave para conocer los riesgos y las causas de la extinción en estos grupos”, añadió la investigadora.

 

Las científicas universitarias destacaron que además de conocer las relaciones de parentesco entre las plantas, los estudios filogenéticos también permiten entender cuándo y dónde se originaron los linajes, y cuál es su balance entre la especiación y extinción de estos.

 

Estas dinámicas permiten tomar decisiones sobre qué linajes son urgentes conservar, pues si se pierden no hay nada que pueda sustituirlos, especialmente aquellos endémicos, lo cual podría estimular la creación de políticas de conservación, finalizaron.

 

 

FUENTE: UNAM